Mucho qué criticar a Maduro, sí. Maduro no es Chávez. Y eso hasta el chavismo lo sabe. Pero enterarnos de que el gobierno mexicano posiblemente está participando en un plan para derrocarlo es inadmisible.
¿Qué derecho tiene? ¿Cómo se puede pedir la no intervención en nuestro país de los mismos que quieren manipular el futuro de Venezuela?
Es obvio, se nota a kilómetros que la gente quiere un cambio en Venezuela, pero un cambio pacífico no es lo mismo que un golpe de estado como sugirió recientemente Vargas Llosa. Ni los activistas que pelean en las calles contra Maduro ni ls bases que con legitimas razones defienden al chavismo se lo merecen. Porque ningún bando va a ganar si el cambio o más la imposición viene desde Miami, México y Perú. Porque eso terminará en una guerra civil que solo va a beneficiar a quien ansia el petróleo que es el motivo del intervencionismo.
Venezuela se merece el respeto a su soberanía aunque este dividida en dos grandes bandos, pero es su batalla. En algún momento llegarán a un acuerdo, a una transición propia, desde ellos, desde su convicción del futuro que se merecen todos.
Durante este fin de semana es probable que veamos la consumación de un golpe militar, de una intervención extranjera en lugar del acuerdo que puede generar una batalla de ideas entre venezolanos. Ninguna intervención extranjera es admisible.
Se reportan desde ayer fallas de conectividad antes de las elecciones, se sabe de mucha tensión. No se puede tolerar el origen de estas desde donde vengan.
Que el pueblo venezolano decida, que de las calles y los barrios se llegue a un acuerdo, pero que no se dicte desde gobiernos extranjeros.
La libertad no se puede imponer porque será una ilusión de libertad.