Vittorio Arrigoni, in memoriam
Primero fue Juliano Mer-Khamis en Cisjordania, ayer Vittorio Arrigoni en Gaza. El año pasado los nueve mártires del Mavi Marmara. Asesinados, todos, en forma tan vil que el horror se queda en nosotros. Si estas dos muertes fueron parte de una operación de bandera falsa, organizada por el Mossad, o si fueron grupos salafistas (esta nueva versión de la secta medieval de los asesinos de la montaña, ahora bajo patente saudí) es lo de menos. Lo sustantivo aquí es que Israel manda un mensaje a todos aquellos que están organizando la próxima flotilla de la libertad y a todos los impulsores del movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), dos medidas que ponen en jaque a la bestia. Ante los ojos de un mundo que no seguirá siendo indiferente para siempre.
El mensaje me parece brutal y contundente. Tenemos una lista y ya van dos este año. Seguiremos asesinando para que todo gobierno ribereño se vuelva cómplice necesario de Israel e impida la salida de la II Flotilla de la Libertad, prevista para finales de mayo. Pero esta vez, el asesino tiene miedo. Entre el asalto imperial a Libia y la incierta primavera egipcia, se estrecha su margen de maniobra. Tel Aviv no podrá manejar, con su habitual impudicia, la llegada a Gaza de la nueva flotilla. Pese a toda su soberbia asesina, el sionismo armado no podrá aplicar la ley del más fuerte sin exponerse a duras y reales consecuencias en un mundo donde ya no solo manda Washington.
Retruena en nuestras consciencias el imperativo mensaje de Tel Aviv. Todos aquellos ciudadanos del mundo comprometidos con la causa palestina pueden ser eliminados. Mejor desistid porque si no seréis los siguientes. Os quieren intimidar, quien lo duda. Y en la soledad del yo conseguir que os desmoronéis. Pero por si no os acordabais os digo que gracias a vuestra labor el mal radical no vencerá. Y ni os imagináis lo importante que sois para no perder toda esperanza. Así que, rumbo a Gaza, todos izaremos las velas de la libertad. A vuestro lado los vivos, los muertos y los que aún deben nacer. Para que sepaís que nunca estáreis solos.
Imagen y texto publicados originalmente en Rompiendo Muros