Hoy se daba a conocer que Suecia ha rechazado el permiso de residencia de Julian Assange, el fundador de Wikileaks. Las razones del rechazo no han sido dadas a conocer, aunque Assange dispone ahora de tres días para apelar la negativa. La intenciónde Assange era instalarse en Suecia, que cuenta con una legislación especialmente protectora con los periodistas y sus fuentes. Sin embargo, parece que no va a resultarle tan fácil.
La semana pasada se conocía que Moneybookers.com, la compañía que gestiona gran parte de las donaciones efectuadas a Wikileaks, habría rescindido sus relaciones con Wikileaks durante este verano y habría bloqueado las cuentas de Wikileaks, esto en agosto, poco después de que Wikileaks revelara decenas de miles de documentos comprometedores sobre Afganistán, para gran enfado del gobierno estadounidense.
Wikileaks y su fundador se enfrentan actualmente a numerosas dificultades. La denegación del permiso de residencia de Assange, junto con la marcha de Moneybookers, se unen a la larga lista de tropiezos que dificilmente pueden parecer casualidades, entre ellos la extraña acusación por violación que cayó sobre Assange, que más tarde fue retirada, el allanamiento de las instalaciones de PQR a principios de setiembre, uno de los servidores de Wikileaks, y la caída del propio website de Wikileaks, que se encuentra inoperativo desde hace dos semanas.
Nada de esto ha impedido, sin embargo, que en los medios se anunciara una nueva e importante remesa de documentos confidenciales provenientes de WikiLeaks que comprometerían de nuevo la actuación de Estados Unidos en Afganistán. El rumor, aparentemente difundido por Wired, señalaba que los documentos se difundirían hoy lunes 18 de Octubre, aunque WikiLeaks no hizo pública ninguna noticia a través de su canal de Twitter.
El Pentágono, por su parte, ha hecho un llamado a los medios para que no publiquen la información que pueda filtrar Wikileaks. Las palabras exactas, en boca del Coronel David Lapan, vocero del Pentágono, fueron que “las organizaciones de noticias son advertidas para que no faciliten las filtraciones de documentos clasificados de esta organización de dudosa reputación conocida como Wikileaks” y expresó su preocupación de que “WikiLeaks no debería ganar credibilidad a costa de medios creíbles que faciliten [la información] de lo que WikiLeaks está haciendo“. (CNBC) Con esta advertencia -y velada amenaza, entendemos- parece que el Pentágono trata de silenciar el (presuntamente) inminente filtrado de información de Wikileaks.
Wikileaks por su parte pone en duda, vía Twitter, la credibilidad del medio Wired, y afirma que “Wired no ha hablado con personal [de WikiLeaks]. No se han hecho públicas fechas de publicación. Wired tiene agenda, no comprueba hechos y no es confiable”, esto posiblemente en respuesta al artículo publicado por Wired “No odiamos a WikiLeaks” donde el redactor y editor Kevin Poulsner insiste en la credibilidad de sus fuentes, que señala como “antiguos empleados de Wikileaks”.
@wired has spoken to no ‘staffers’. No publication dates have slipped. @wired has agenda, doesn’t check facts and is not to be trusted. (Wikileaks, vía Twitter)
Fue Wired quien difundió que, según fuentes que deseaban permanecer en el anonimato, el filtrado de documentos podría estar previsto para el lunes 18 de Octubre. El resto de medios, sin embargo, obvió el “podría” de Wired y la noticia, que no había sido confirmada por WikiLeaks, se propagó como la pólvora en los grandes medios, que no citaron las palabras exactas de Wired. Parece un claro caso de fenómeno “teléfono descompuesto”, o de “radio macuto”, donde la información se tergiversa en su camino.