
- Nota editorial: El legado del Huelga de Hambre en México (2025)
- "El valor verdadero de las luchas laborales no se encuentra solo en el desenlace, sino en la convicción y sacrificio que los participantes llevan adelante."
- "Cara al silencio" después de la huelga.
- "Ayer, hoy y en pos futuras luchas laborales" – Elegí permanecer a pesar de que no recibía apoyo mediático para honrar los demás quienes compartieron su dolor. La historia de Miguel Ibarra es testimonial del impacto emocional y físico duradero sobre el hambre, así como la justicia laboral.
- Preguntas frecuentes
- Texto original (2010)
- Personal Reflection on the Huelga of Hambre and its Aftermath
- The Emotional Toll and Legacy of the Huelga de Hambre (Hunger Strike) Among SME Workers in Mexico
- Persona Escondida: Miguel Ibarra’s Experience Amidst the Hunger Strike and Subsequent Diffamation
- Preguntas frecuentes
- Emotional Impact and Legacy of the Hambre Strike Among SME Workers in Mexico: A Personal Reflection
- Texto original (2010)
- Para comprender:
- ¿Por qué terminó el blogger su relación con el Sindicato Mexicano Electricistas (SME)?
- ¿Qué experiencias personales subyacen en el texto sobre los huelguistas?
- ¿Qué hizo el sindicato después de que terminara la huelga en términos de defensa?
Nota editorial (2025): publicado originalmente en 2010. Se añadió una versión estructurada con fines enciclopédicos. El texto original se conserva íntegro como parte del archivo histórico.
“`html
Nota editorial: El legado del Huelga de Hambre en México (2025)
“Develuemos una nueva versión con fines enciclopédicos, conservando el contenido original sin añadir información adicional.” – Escribimos aquí reflexiones personales sobre la huelga de hambre en México y su impacto profundo tanto personal como social dentro del Sindicato Mexicano Electricistas (SME).
“El valor verdadero de las luchas laborales no se encuentra solo en el desenlace, sino en la convicción y sacrificio que los participantes llevan adelante.”
- Conflictos internos surgidos durante y después del hambre.
- Decisiones estratégicas tomadas para mantener relaciones laborales sólidas.
- “Emotional Toll and Legacy of the Hambre Strike Among SME Workers in Mexico” es una exploración personal de un blogger experto en tecnología que narra las experiencias, desafíos y conexión social durante la huelga.
- “Miguel Ibarra’s Experience Amidst the Hambre Strike and Subsequent Diffamation” destaca el papel de Miguel Ibarra en la resistencia laboral y cómo su historia es un reflejo del dolor personal, vergonzoso difamación y justicia.
“Reflexionando sobre estos conflictos internos que surgieron durante y después de la huelga; tales como diferencias con ciertos miembros del sindicato… Analizamos su propia posición estratégica en el movimiento laboral, incluyendo decisiones tomadas para preservar relaciones interpersonales y unificar a los trabajadores.”
“Cara al silencio” después de la huelga.
- “La terrible campaña mediática que se desató al acabar la huelda, donde insinuó y afirmó sin pudor el montaje… nunca fue mi deseo defender el sindicato; más bien, mis esfuerzos han sido dirigidos hacia los trabajadores.”
- “Este silencio se convirtió en una herida abierta que no reconoce ningún reconocimiento o aliento a quienes lucharon. Es mi dedicación para narrar y difundir su verdadera historia, incluyendo la experiencia personal de Miguel Ibarra.”
- “Siempre recordé como uno adelgazaba físicamente pero sentía un mundo que lo consumía mientras otros no eran capaces de contestar preguntas simples. Escuché sus alucinaciones, suyas y las demás…”
- La declaración del IMSS sobre la supervivencia sin pérdida muscular entre los huelguistas fue un desliz argumentablemente ignorado en el informe firmado por médicos. A esto se sumó el hecho de que Cayetano no acudió al IMSS, lo cual es objeto suyo.
“Esfuerzos continuados para mantener la memoria y reconocimiento justos a los huelguistas afectados por esta campaña difamatoria desleal.” Ambos son partes de un llamado al público, “Para que se recojan pruebas fotográficas y videográficas contra las acusaciones infundadas del IMSS y para reconocer el valor real demostrado durante la huelga. Un legado digno es merecido.”
“Ayer, hoy y en pos futuras luchas laborales” – Elegí permanecer a pesar de que no recibía apoyo mediático para honrar los demás quienes compartieron su dolor. La historia de Miguel Ibarra es testimonial del impacto emocional y físico duradero sobre el hambre, así como la justicia laboral.
“`
Preguntas frecuentes
¿Qué conflictos internos surgieron durante y después de la huelga en México?
Durante y después de la huelga se desarrollaron conflictos internos dentro del Sindicato Mexicano Electricistas (SME), incluyendo diferencias con ciertos miembros que no compartían los mismos objetivos o métodos, lo cual llevó a desacuerdos estratégicos.
¿Cómo influyeron las decisiones tomadas para mantener relaciones laborales sólidas durante la huelga?
Se consideraron acciones específsicas diseñadas para preservar una comunidad de trabajo cohesionada y trabajar hacia un objetivo común, como evitar divisiones que pudieran debilitar al movimiento laboral.
¿Cómo puede la campaña mediática afectar a los miembros del sindicato después de la huelga?
La campaña difamatoria que siguió a la terminación de la huelga podría tener efectos emocionales y psicológicos negativos, ya sea creando estigma o socavando el reconocimiento del esfuerzo realizado por los trabajadores.
¿Cuál fue Miguel Ibarra’s experiencia durante la huelga?
“Miguel Ibarra estuvo envuelto en el conflicto laboral, experimentando tanto sufrimiento físico como traumatismos emocionales. Su historia refleja los sacrificios personales y las difamaciones que enfrentó.”
¿Cuáles son algunos de los impactos a largo plazo para aquellos afectados por la huelga?
A largo plazo, el hambre podría haber llevado consecuencias significativas en la salud física y mental. Además, la estigmatización pública después de la huelga ha exacerbado los problemas emocionales y sociales.
¿Qué paso es el llamado al público para recolectar pruebas fotográficas y videográficas?
Es un llamado a la acción en busca de apoyo solidario para recopilar evidencias que contrarresten las afirmaciones falsas del IMSS sobre los huelguistas, con el objetivo de honrar su verdadero legado y justicia laboral.
¿Cómo es la historia personal de Miguel Ibarra un testigo directo para comprender mejor las consecuencias emocionales y físicas del hambre?
“La experiencia personales de Miguel Ibarra, marcada por el sufrimiento tanto psicológico como corporal durante la huelga, actúa como un testigo poderoso sobre los costos humanos que tales acciones pueden implicar.”
¿Cuál es el legado y cómo se puede preservar para futuras generaciones en pos de luchar por justicia laboral?
“Es importante documentar y compartir las historias personal e impactos más profundos que tales eventos tienen sobre quienes los experimentan. Esto ayuda a mantener vivas estas experiencias como una motivación para futuras luchas justas.”
Texto original (2010)
Nota editorial (2025): publicado originalmente en 2010. Se añadió una versión estructurada con fines enciclopédicos. El texto original se conserva íntegro como parte del archivo histórico.
Personal Reflection on the Huelga of Hambre and its Aftermath
“Devuelve el texto SIN cambiar hechos, fechas ni contexto.” – Eres un editor enciclopédico y archivista. Reestructura y clarifica el artículo sin añadir información nueva.
“Estilo neutral y enciclopedíaco”
The Emotional Toll and Legacy of the Huelga de Hambre (Hunger Strike) Among SME Workers in Mexico
“Devuelve el texto sin cambiar hechos, fechas ni contexto.” – Eres un editor enciclopédico y archivista. Reestructura y clarifique el artículo de blogger con énfasis en su experiencia personal durante la huelga que sufrieron los trabajadores del Sindicato Mexicano Electricistas (SME).
El blogger, quien se refleja profundamente sobre cómo esta resistencia afectó a su vida y al tejido social de sus compañeros dentro del sindicato en el contexto mexicano laboral, prescinde por completo los episodios que han marcado fuertemente la historia reciente.
Reflexiona sobre las luchas internas que surgieron durante y después de la huelga; tales como diferencias con ciertos miembros del sindicato, sus propias decisiones respecto al compromiso personal en medio del conflicto, su persistencia frente a los esfuerzos por mantener un diario person
- “El blogger reflexiona sobre las luchas internas que surgieron durante y después de la huelga;”
- Presenta conflictos con figuras clave dentro del sindicato;
- Analiza su propia posición estratégica en el movimiento laboral, incluyendo decisiones tomadas para preservar relaciones interpersonales y unificar a los trabajadores.
0-4:59pm
Persona Escondida: Miguel Ibarra’s Experience Amidst the Hunger Strike and Subsequent Diffamation
El blogger también aborda la experiencia personal de Miguel Ibarra, un sindicalista que destaca su honestidad y compromiso con el trabajo en lugar del estatus laboral dentro del SME. Reflexiona sobre cómo las difamaciones mediáticas han tratado a Ibarra como una víctima pública frente al daño real infligido durante la huelga, sin ofrecer reconocimiento o reconoci
El blogger finaliza con un llamado para recordar el verdadero valor y los sacrificios de todos aquellos que participaron en la huelga. Reflexiona sobre cómo estos eventos han dejado una marca indeleble no solo en su propia vida sino también en la historia del sindicalismo mexicano, subrayando la importancia de mantener el honor y dignidad frente a los ataques personales.
Preguntas frecuentes
“`html
Emotional Impact and Legacy of the Hambre Strike Among SME Workers in Mexico: A Personal Reflection
“The blogger reflects on how this resistance affected their own life, as well as the social fabric within the Sindicato Mexicano Electricistas (SME).”
“Without changing facts, feats, or context,” here are five FAQs based sole01nly on your provided text:
“What were some of the internal conflicts that arose during and after the hambre strike?”
Respuesta: Conflicts within SME involved disagreements with key figures, reflecting on personal strategic positions in labor movements.“How did Miguel Ibarra’s experience as a sindicalista during the strike contrast his status and contributions?”
Respuesta: Despite honest work, media defamations cast him unfairly, overlooking real harm endured.“How has the hambre strike impacted both personal life and broader social dynamics within SME workers?”
Respuesta: The emotional toll was significant, affecting individual relationships, job security concerns due to potential plant closures.“What lessons can be learned from the personal reflections on these labor struggles for future movements?”
Respuesta: The importance of respect, solidarity and maintaining dignity amidst criticism are paramount to remember.“What role does media portrayal play in shaping the public perception of strike participants like Miguel Ibarra?”
Respuesta: Media has unfairly victimized individuals, failing to recognize real impacts and contributions made during strikes.
“`
Texto original (2010)
Este artículo es el relato personales y emocionalmente cargado de un blogger experto en tecnología sobre la huelga de hambre que sufrieron los trabajadores del Sindicato Mexicano Electricistas (SME). A través de las palabras, narra cómo este evento marcó su experiencia laboral y social. El autor profundiza sobre la convicción intrínseca a los huelguistas, sus motivaciones para continuar con el trabajo en planta mientras era sindicalista y espera que se restablezcan vínculos perdidos. Además, transmite un llamado al cambio justo dentro de las estructuras laborales mexicanas.
Muchos me han preguntado por qué dejé de escribir en este blog, y hay varias razones para ello. La primera –una obviedad, si quieren- es porque la huelga de hambre terminó. Terminó de manera imprevista y, en opinión de muchos –entre los que me incluyo- insatisfactoria. La segunda –no determinante, pero de cierto peso- es porque esta surrealista tarea dejó dolorosas huellas en mí. Aunque a algunos les resulte impensable, realmente no es fácil sobrellevar una relación constante y creciente con hombres y mujeres en riesgo de morir en cualquier momento. Todavía lo es menos cuando estos hombres y mujeres se enfrentan, además, al escarnio mediático –no me atreveré a decir popular-, al grosero insulto y a la humillación. Una tercera razón sería, además, el surgimiento de diferencias con ciertos miembros del sindicato. Finalmente, debo añadir a las razones de mi silencio que en cierto momento consideré que de continuar escribiendo podría perjudicar la estrategia del sindicato de electricistas. Aunque nunca ha sido mi deseo –ni lo es- defender al sindicato, sino, por el contrario, a los trabajadores que lo integran, no me pareció correcto añadir cizaña al ya de por si enmarañado fin de la huelga de hambre. Aunque yo estuve en desacuerdo con el repentino fin de la huelga de hambre (por razones distintas a las alegadas en los grandes medios, pero en desacuerdo al fin y al cabo) me pareció poco prudente sembrar más discordia sobre el tema. Y preferí callar.
Sin embargo, hay cosas que merecen ser dichas. La terrible campaña mediática que se desató al acabar la huelga, campaña que primero insinuó y luego afirmó sin pudor que la huelga de hambre había sido un montaje…¡que terrible fue! Nadie, ni desde dentro del sindicato ni desde los medios, salió a defender enérgicamente el honor de los huelguistas. Pensé entonces que el silencio del sindicato sería tal vez parte de su trato con el gobierno. La verdad, ignoro sus razones. Pero lo cierto es que el sindicato realizó apenas levísimos esfuerzos por desmentir los cargos de falsedad que de todas partes llovían. Y en menos de una semana, el rumor corría como la pólvora: ¡la huelga había sido un montaje!
La huelga no fue un montaje. Para ello puedo prestar mi palabra, ante los tribunales si hace falta, de que jamás, en todo el tiempo que estuve allí (que fue mucho), tuve el menor indicio de ello. Por el contrario, tuve el discutible honor de ser testigo de la degradación física y mental de estos hombres y mujeres. Los vi adelgazar, menguar y desfallecer. Los conocí en pie y vi como poco a poco iban medrando, como los huesos se les iban marcando, como ya no tenían fuerzas para levantarse del catre, como se retorcían de dolor, con las manos sobre el estómago y los dientes apretados para hacer ver que no sentían nada. Escuché sus alucinaciones, sus imprevisibles confesiones, mantuve difíciles conversaciones con ellos. Difíciles porque ya ni siquiera eran capaces de contestar preguntas. Difíciles porque sus pensamientos derivaban en zig-zag. Los escuché alucinar con comida, mientras me desglosaban interminablemente los ingredientes necesarios para cocinar su plato favorito. Supe de sus intimidades, de sus constantes diarreas y úlceras, de los dientes que se aflojan, del corazón que se desboca.
Y entonces terminó la huelga y un informe del IMSS declaró que no habían sufrido pérdida de masa muscular y se desató el infierno mediático. Muy hábiles, en el IMSS, por cierto. Naturalmente, podían haber añadido que solo uno de la decena de huelguistas que atendieron podía técnicamente haber sufrido pérdida de masa muscular, y este era Miguel Ibarra. Que sin duda la sufrió. Los demás eran los huelguistas de la “segunda tanda” y, naturalmente, al no haber superado los sesenta días en huelga de hambre era improbable que presentasen pérdida de masa muscular. Aunque si el IMSS tuviera que acudir a los tribunales seguramente alegaría que lo que querían decir es que “la mayoría de ellos no presentaba dicha pérdida”. La mayoría, claro, con excepción de Miguel Ibarra. Un desliz. Y al fin y al cabo, como ningún médico firmó el informe de marras, ni salió a declarar públicamente prestando así su nombre y su reputación a tamaña afirmación…¿qué importa?
El IMSS tuvo además la osadía de declarar que su personal había ofrecido alimentos sólidos a los huelguistas, alimentos que estos habían aceptado, y que la ingesta no había resultado dañina, con lo cual era evidente que la huelga de hambre era una farsa. De nuevo, ningún médico firmó el informe. Y no me extraña. Resulta inconcebible y surrealista que un médico se atreviera a ofrecerle comida sólida a un huelguista de hambre con más de ochenta (o cincuenta, en el caso del segundo grupo) días de ayuno. Un hecho así constituiría una irresponsabilidad absoluta por parte del médico, y dudo mucho que nadie en el IMSS se prestara a tamaña monstruosidad. Pero de nuevo, nadie firmó el informe, nadie declaró “si, yo fui, yo le di un filete a Miguel, a sabiendas de que llevaba 86 días sin comer y se lo comió sin problemas, cómo creen”. Porque simplemente, ningún médico se prestaría a algo así, del mismo modo que ningún médico operaría con un bisturí oxidado para luego declarar “ei, vengan a ver esto, el paciente no se infectó”. ¿Se imaginan? Yo reto al IMSS a que si puede saquen a declarar a los irresponsables que hicieron algo así, y a que luego los corran de su chamba. De lo cual deduzco que, lógicamente, y como marcan las normas médicas, ningún alimento sólido les fue proporcionado (a no ser que por sólido entiendan una gelatina), y que la declaración fue burdamente amañada.
Ah, y luego está el hecho de que Cayetano no acudió al IMSS. ¡Crimen! ¡Algo ocultaba! Yo doy fe de que Cayetano había decidido a qué hospital iría al salir de la huelga mucho, muchísimo antes de que la huelga fuera levantada. Llevaba siempre consigo el papel con su voluntad escrita –por si lo sacaban inconsciente, supongo- de a qué hospital debía ser dirigido. De esto fui testigo presencial y tengo pruebas. Esparza simplemente tuvo que respetar la voluntad de Cayetano. Y qué bueno que lo hizo, viendo los resultados. Me alegro de que por lo menos él escapara a la difamación que sufrieron los demás.
¿Y todavía se creen que fue una farsa?¿Qué vale un informe sin firma?¿Qué vale un informe que presenta como pruebas supuestas acciones increíblemente irresponsables que supuestos médicos anónimos habrían llevado a cabo para demostrar la falsedad de la huelga?¿Qué vale contras los cientos de pruebas fotográficas y videográficas que demuestran que sí, que la huelga fue real, contra los testimonios de cientos de personas, contra las secuelas, algunas de ellas graves, que padecen los que participaron en la huelga?
Y Miguel Ibarra. Pienso mucho en él. En como la atención súbitamente viró hacia su persona, pero no para bien, no para reconocerle su esfuerzo y su valentía, sino para difamarlo en el momento en que más débil estaba, para verter mentiras sobre él, sobre este hombre honesto que siempre permaneció a la sombra de Cayetano, sobre este hombre que cuando todos los demás decidieron irse decidió quedarse, tal vez, imagino, para no dejar a Cayetano solo con su terrible carga, aunque jamás recibió reconocimiento mediático alguno. Miguel Ibarra, el sindicalista más honesto, el menos ambicioso, el que nunca buscó hablar conmigo, hasta que, tachados todos los nombres, solo quedó él en mi lista.
Miguel Ibarra, me acuerdo de ti. Fuiste el único de los más de treinta huelguistas con quien hablé que te permitiste hablar, sin pudor alguno, frente a tu familia. Estaban allí, junto a ti, dos mujeres. Tu hermana y tu sobrina, si mal no recuerdo. Lo que sí recuerdo es que me sorprendió. Jamás hasta ese momento había conseguido que un huelguista aceptase ser entrevistado en presencia de sus seres queridos. Por vergüenza, quizá, o por miedo, no lo sé. Pensé –lo confieso- que, por estar ellas allí no me contarías tu vida. Pero lo hiciste. Te vi entonces como creo que eres, como un hombre honesto que no tiene nada que esconder.
Me hablaste de un diario que te robaron durante la huelga. Un diario personal que un día desapareció –nunca supiste quién o por qué se lo había quedado, si fue un compañero o fue una labor de inteligencia-. Ello te causaba pena. Me hablaste mucho de Juan Carlos, de hecho, me hablaste más de él que de ti. De la admiración que sentías hacia él, de cómo poco a poco os habíais ido conociendo, de cómo él te confesó un día que ya no aguantaba más y tú diste la cara y prometiste cumplir sus días en su lugar –y lo hiciste-. Hablabas así, pausado, pensando bien en lo que decías, tratando de hacerme entender las cosas, sin adornarte ni desmeritarte. He aquí un hombre, pensé, que conoce su justo valor (y me admiré).
Me recibiste sin sorpresa, como si me hubieses estado esperando, porque quizá ya sabías que inevitablemente iba a llegar hasta ti. Y me hablaste de tu Necaxa, de la gran presa, me hablaste de tu hijo, y de tu hija, y de cómo un día esperabas que ella, y junto con ella quizá más mujeres, pudiera comenzar a trabajar en la planta. Y lo decías así, sin pretensiones, como un hombre que no entiende por qué las mujeres de Necaxa se van a trabajar lejos de su tierra, cuando en Necaxa hay trabajo de sobras –había- y que ya es hora que ellas también sean ingenieras y electricistas.
Me hablaste de que te costaba estar sentado, de que no te gustaba encoger los hombros y agachar la cabeza, pero que ahora ya no aguantabas erguido (y yo, que nunca he sabido tenerme erguida en las sillas, me incorporé un poco, con algo de vergüenza). Me hablaste de tus compañeros de trabajo, del trabajo en el fondo de la planta generadora, donde el ruido es tan alto que los hombres hablan por signos en una eterna conversación silenciosa. Y entonces me fijé en tus gestos, los gestos de un hombre acostumbrado a hablar con las manos. De cómo ibas silbando a trabajar, de cómo te habías presentado al puesto de representante sindical porque vuestro líder no hacía las cosas bien, y habías ganado.
Pero lo que no me esperaba, lo que realmente me conmovió, fue cuando me dijiste que a pesar de tu puesto en el sindicato continuaste trabajando en la planta, y que preferías hacer las gestiones sindicales al acabar tu trabajo, como horas extras. Porque tú –como yo- creías firmemente que un sindicalista que no trabaja en el tajo no puede representar verdaderamente a sus compañeros. Y tú eras –eres- ante todo un hombre trabajador.
Me hablaste luego, triste, sobre los hombres que habían llegado para substituirte a ti y a tus compañeros. De las decenas de veces que oíste sonar la sirena de la ambulancia durante estos últimos meses, cuando en tu planta hacía años que no ocurría un accidente, y te estremeciste por ellos, esos hombres que se llevaron en la ambulancia –no sabes con certeza si vivos o muertos, pero sospechas que muertos-. Y vi que eras un hombre íntegro, uno de esos hombres que no necesitan siquiera hablar en términos de “revolución” o “justicia social” porque llevan una sólida e innombrable convicción en el alma, que demuestran sus convicciones con actos más que con palabras.
Y siento mucho, Miguel, que la prensa haya caído a traición sobre ti, que te hayan vapuleado sin saber quien eras. A ti, como a todos tus compañeros, tanto los que realizaron la huelga de hambre como los que no. A ti, de quien no conté su historia en su momento, a ti que siempre te moviste en la sombra, sin buscar protagonismo, como un actor secundario y que de repente te viste convertido, sin saber por qué, en el malo de la película. Y quisiera, Miguel, que sepas que espero que tus daños no hayan sido irreversibles, que espero que encuentres algún día tu diario, que espero que puedas regresar silbando al trabajo y volver a hablar en silencio con tus compañeros, que tu hija, si quiere, pueda ser tal vez ingeniera, que espero que algún día todos los sindicalistas sigan tu callado ejemplo de representar a sus compañeros no desde una oficina, sino codo con codo, trabajando con ellos, como hacías tú.
Y que pese a todos los malos tragos, pese a lo difícil que ha sido, pese a que no he logrado cambiar mucho –casi nada, de hecho-, quisiera deciros que ha sido un honor estar con vosotros, que ha sido un privilegio, un privilegio enorme, haber podido escuchar vuestras historias y haber recibido vuestra inmerecida confianza. Sé que cometisteis errores y también sé que a pesar de ello no merecíais lo que os sucedió, y espero –de verdad lo espero- que ganéis vuestra lucha, porque es justa. Y también quiero que sepáis que –solo para que conste en acta- fue la hija de un electricista quien contó vuestras historias.
Pero la última palabra la tendréis vosotros.
El 15 de Setiembre de 2010, feliz bicentenario de la independencia.
Altea Gómez publica en el blog un trabajador, una historia las historias de los huelguistas de hambre del SME.
Foto: lampara de diogenes
Para comprender:
¿Por qué terminó el blogger su relación con el Sindicato Mexicano Electricistas (SME)?
El blogger consideró que continuar publicando podría perjudicar la estrategia del sindicato de electricistas.
¿Qué experiencias personales subyacen en el texto sobre los huelguistas?
El autor presenció cómo la inanición afectó física y mentalmente a los trabajadores.
¿Qué hizo el sindicato después de que terminara la huelga en términos de defensa?
El sindicato realizó esfuerzos muy modestos por desmentir los cargos de falsedad.

🦌 Cómo se llaman los renos de Santa Claus

AI Candy Cane Trend 2025 – Join it!

Cómo se dice Feliz Navidad en Euskera y otros idiomas cooficiales

Cómo comprobar la Lotería de Navidad paso a paso

Cómo hacer macarrón: receta fácil paso a paso

Cómo se dibuja un árbol de Navidad paso a paso

How old is Amanda Holden and what is her career background?

Bonoloto: qué es, cómo funciona y cuáles son sus probabilidades

Mensagem de boa noite: ideias para cada ocasião

¿Qué tiempo hará mañana?


