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¿Una moratoria de la deuda para África? Cuidado con los efectos secundarios

Para satisfacer las necesidades de su población joven, las empresas africanas deben expandirse y los gobiernos deben invertir en infraestructura. Getty Images

África alberga 41 de los 59 países de bajos ingresos del Fondo Monetario Internacional, que son estructuralmente más vulnerables a las conmociones externas, como la COVID-19. La pandemia está afectando a las economías a medida que los gobiernos implementan procedimientos de aislamiento cada vez más agresivos para detener la tasa de propagación del virus. También está agotando los sistemas de salud nacionales, generalmente débiles, del continente.

Al mismo tiempo, la desaceleración económica mundial provocada por la pandemia está causando estragos en los principales sectores de productos básicos y el turismo, que son importantes fuentes de ingresos para muchos países de la región.

Como consecuencia, el impacto económico de la COVID-19 ha provocado la petición por parte de los interesados de una moratoria general (o temporal) de la deuda de acreedores africanos, ya sean bilaterales, multilaterales o comerciales.

En una carta a la comunidad internacional, los ministros de economía africanos pidieron una exención inmediata de todos los pagos de la deuda pública y sus intereses.

En el caso del sector privado, los ministros señalaron la exención inmediata de todos los pagos de intereses sobre créditos comerciales, bonos empresariales y arrendamientos. También pidieron la activación de fuentes de liquidez para los bancos centrales africanos.

Estas peticiones han sentado las bases de un diálogo creciente acerca de una moratoria general de la deuda de África. Hasta ahora, el FMI y el Banco Mundial no lo han apoyado públicamente. En su lugar, han pedido indulgencia con la deuda a los acreedores bilaterales y multilaterales de los países de la Asociación Internacional de Fomento.

Estas iniciativas dieron como resultado un comunicado del G-20 que anunciaba una iniciativa de suspensión de la deuda, acordada con el Club de París, lo cual otorga cierta garantía para acreedores comerciales y privados.

Efectos imprevistos

Al igual que el FMI y el Banco Mundial, los prestamistas reconocen los efectos secundarios que podría tener una moratoria de la deuda. Sin embargo, los acreedores comerciales son conscientes del papel que deben desempeñar ante la magnitud y naturaleza sin precedentes del fenómeno al que nos enfrentamos en la actualidad.

Sin embargo, si la iniciativa de suspensión de la deuda se entiende como solución general, podría costar a los países africanos gran parte de las ganancias que muchos han obtenido con tanto esfuerzo en los últimos 15 años. Unas ganancias que están relacionadas con el acceso a los mercados internacionales de capitales y el relativamente bajo coste de la financiación.

Muchos países africanos han podido acceder a la financiación comercial internacional por primera vez durante este periodo. Esto no solo ha ampliado la reserva de capital accesible, sino que ha ayudado a sentar antecedentes en los mercados financieros internacionales. Como resultado, algunos gobiernos han visto reducciones en el valor de su deuda (por ejemplo, Ghana ha logrado la reducción de las tasas de interés de sus Eurobonos expedidos desde 2015).

No obstante, la moratoria propuesta no estaría exenta de víctimas. Una proporción significativa del capital internacional se deriva de planes de pensiones privados y estatales, fondos educativos, fundaciones y organizaciones benéficas.

Dichas instituciones tienen el deber fiduciario de tomar decisiones de inversión a favor de sus beneficiarios, que incluyen algunos de los sectores más vulnerables de la sociedad (en economías tanto desarrolladas como en desarrollo), como la tercera edad, y una gran variedad de asalariados (algunos de baja renta) ahorrando para su jubilación. Las pérdidas de sus inversiones afectarán sustancialmente a muchos.

Lo ganado

Las ganancias en los últimos 15 años no han sido sólo monetarias. Algunos gobiernos (como los de Ghana, Nigeria o Kenia) incluso han logrado la emisión de bonos con vencimientos mucho más largos en los mercados de Eurobonos.

Además, los inversores comerciales internacionales han promovido el desarrollo y profundización de los mercados monetarios de divisa local, lo cual ha permitido la financiación local de las administraciones gubernamentales africanas, reduciendo su dependencia de prestamistas bilaterales y multilaterales u otros instrumentos a corto plazo, que deben liquidarse en un año a partir de la fecha de emisión.

El acceso de los gobiernos africanos a los mercados de deuda nacionales y financieros mundiales es muy importante para el desarrollo, constante y sostenible, de las economías africanas. El capital que proporcionan estos mercados es sustancialmente superior al del financiamiento del desarrollo o los recursos multilaterales. En otras palabras, el tamaño de los mercados mundiales de capital de deuda eclipsa el tamaño de los recursos de las organizaciones multilaterales.

Incluso si el acceso al mercado se mantuviera tras una moratoria general de la deuda africana, probablemente supondría un incremento del coste de financiación.

Además, dado que la mayor parte de la deuda en divisas para el sector privado se compara con la estatal, podría aumentar el coste de financiamiento para las empresas en desarrollo en toda la región. Por lo tanto, esto no sólo repercute en los gobiernos, sino también en las empresas. En un continente tan joven, adoptar medidas que aumenten el coste de la financiación para la expansión comercial o para inversiones en infraestructuras, tan necesarias, puede resultar muy costoso. La expansión de las empresas y las inversiones en infraestructuras son los motores del crecimiento y de la creación de empleo.

El papel de los inversores

Al elaborar soluciones viables, debe haber un reconocimiento claro del papel crucial que los acreedores comerciales desempeñarán para ayudar a África a salir de la crisis actual.

La pregunta evidente es de dónde vendrá el capital para financiar los déficits estatales. Una estimación aproximada sitúa el coste de la pandemia por encima de los 4 billones de dólares. Incluso con un billón de dólares, es poco probable que el balance del FMI sea suficiente como para ayudar a todos los países africanos a alcanzar un camino más sostenible.

En este contexto, sería ideal movilizar a prestamistas e inversores comerciales para ayudar a salvar la brecha financiera a la que se enfrentarán, especialmente en África, muchos países de renta baja.

Es necesario que los prestamistas e inversores entiendan que el tiempo es esencial y que se necesita para respirar. Por ello, en este momento sin precedentes, los prestamistas e inversores deben unirse al diálogo y ser parte de la solución para evitar consecuencias imprevistas que pueden costarle mucho a África.


Este artículo ha sido traducido con la colaboración de Casa África.


Rodrigo Olivares-Caminal no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.

Fuente: The Conversation (Creative Commons)
Author: Rodrigo Olivares-Caminal, Professor of Banking and Finance Law, Queen Mary University of London

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