Para promover el debate público de los temas que son del interés de todos, en Pateando Piedras publicamos esta respuesta al artículo #ReformaPoliticaYa ¿Se puede fabricar un movimiento en internet?
Por Alberto Serdán @albertoserdan
La “Redacción” de Pateando Piedras presentó ayer una nota editorializada denominada “#ReformaPoliticaYA ¿Se puede fabricar un movimiento en internet?” donde hace una descripción del tráfico que ha tenido este hashtag en la red; destaca su uso aparentemente marginal por los usuarios de Twitter; señala que sus impulsores tienen otras motivaciones –sin precisarlas; sospecha –sin profundizar– de su aparente éxito mediático; los ningunea como una expresión social y concluye que no son representativos de nada ni de nadie.
Amablemente esta misma Redacción me ha cedido espacio para comentar esta nota editorializada, lo cual agradezco. A efectos de orientar al lector, veo pertinente compartir unos datos biográficos que aparecen al final de esta columna.
La nota editorializada comienza con una pregunta retórica a la que por cierto elude respuesta en el texto (y, en reciprocidad, lo haré también): “¿Se puede repetir el efecto de movilización similar a Egipto, Chile y España en otros países? ¿Existen las condiciones para que por ejemplo en México se de una movilización similar?” [sic], dice la nota. El tema, de suyo relevante, es ignorado por su autor (o autora, no lo sé. En lo subsecuente usaré “autor”) quien prefirió usar estas preguntas sólo como base para los supuestos implícitos en los que descansa su argumentación: 1) cualquier movilización que intente usar redes sociales debe ser numeroso para llamarse así (tal como ocurrió en los países que usa de ejemplo) y, 2) en su tamaño, medido por el número de seguidores, descansa su legitimidad.
Con base en estos supuestos, el autor se embarca a contrastar “hashtags” de recientes sucesos y actores políticos como la discusión alrededor de la Ley de Seguridad Nacional, el movimiento encabezado por Javier Sicilia, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el Sindicato Mexicano de Electricistas, y los hashtags usados en las movilizaciones españolas. La elección debe ser caprichosa porque no hay argumento alguno por parte del autor para justificar su comparación, aunque uno supone que lo hace por tratarse de “movimientos” (como quien compara peras y manzanas porque son frutas). Usa, para tal efecto, la herramienta Trendistic, la cual –por sólo poner un dato sobre la mesa– tiene un comportamiento errático, pues una búsqueda de “pateandopiedras” arroja un resultado de cero menciones en los últimos 180 días: https://trendistic.indextank.com/pateandopiedras/_180–days Usando la lógica del autor, no debería molestarme en siquiera contestar un texto de un sitio que tiene cero visitas en todo este tiempo. No se trata de eso porque, además, me consta el crecimiento de Pateando Piedras en el número de sus visitantes y en su consolidación como referente de los blogs alternativos. En cualquier caso, el autor apunta a que #ReformaPoliticaYA tiene un eco significativamente mínimo comparado con sus otros ejemplos y, por tanto, no es un “movimiento”.
Dicho lo anterior, atiendo a los supuestos que señala el autor: ¿Cuál es el tamaño exacto para que un grupo gane la calificación de “movimiento”? Si nos atenemos lo que dice la Real Academia Española (y cada quien puede usar la definición que más le acomode, yo usaré la siguiente), “movimiento” es el “acto y efecto de mover”, lo cual es “dar motivo para algo; persuadir, inducir o incitar a ello”. Si la #ReformaPoliticaYA logra esto (como “inducir” a la aprobación de la reforma en una de las Cámaras del Congreso de la Unión) entonces sin importar el número puede calificársele como movimiento. Ahora bien, como la Real Academia también dice que “movimiento” es “alzamiento, rebelión”, pues la puerca tuerce el rabo. Si el autor espera que la #ReformaPoliticaYA sea esto último, tiene toda la razón en ningunearlo; si concede que quienes la promueven consideran la primera acepción (como es mi caso), podremos seguir con el intercambio.
Por ello paso al siguiente supuesto ¿el impulso de una idea ciudadana debe ser numerosa para ser legítima? Yo no lo creo, y probablemente el autor de la nota editorializada estaría de acuerdo conmigo. Cualquier idea ciudadana puede ser legítima en tanto sea cierta, genuina y verdadera en cualquier línea que permita ampliar los derechos políticos de los ciudadanos y promueva mecanismos que efectivamente les permita participar en el gobierno del país (no sólo a través del voto); y adicionalmente a la idea debe dotársele de un contenido lógico que le permita ganar tal legitimidad. Me parece que #ReformaPoliticaYA ha hecho importantes esfuerzos para ello y para convencer con argumentos sobre la importancia de la aprobación de cuatro de los 19 puntos de la reforma política. Son múltiples los foros en los que se ha expuesto la conveniencia de tener 1) candidaturas independientes a los partidos políticos, 2) reelección de legisladores y ayuntamientos, 3) iniciativa legislativa ciudadana, 4) consulta popular (como paraguas del plebiscito y el referéndum). Me parece que en este esfuerzo radica la capacidad de difusión del –me atrevo a decirlo– movimiento.
Para desilusión de muchos de sus detractores, el impulso de #ReformaPoliticaYA no ha contado con acarreos, clientelas, gastos en espectaculares, compra de spots de radio y televisión, desplegados a plana completa en los diarios de circulación nacional como correspondería a una campaña financiada por los “poderes facticos”, ni cuantiosos recursos más allá de lo que se logra aportar a título personal por quienes impulsan esta reforma (como el tiempo que ahora mismo me toma hacer este texto y que podría dedicar a otros asuntos como ver una película, ir a cenar, dormir, etc.). Uno de sus éxitos en su difusión ha sido un enorme convencimiento de quienes están de acuerdo con esta propuesta y, por tanto, con un generoso esfuerzo de trabajo y tiempo voluntario al “tuitear”, “postear” o “posar” argumentos, así como participar en foros e idear formas que puedan ser llamativas para levantar el tema en la agenda pública (como poner tiendas de campaña afuera de la nueva sede del Senado ¿pasará a la historia como pionera en la nueva sede?). No debe dejarse de señalar el apoyo logístico y de argumentación de iniciativas más consolidadas como la Asamblea Nacional Ciudadana, Alianza Cívica, Evoluciona México, Puebla Vigila, Reelige o Castiga, por citar ejemplos de organizaciones que han reivindicado algunos o todos los puntos que el colectivo #ReformaPoliticaYA propone y promueve.
Por su parte, el autor se llama a sorpresa por la cobertura que han dado los medios a este colectivo. Convenientemente (para sus argumentos) el autor expone que la demanda del colectivo surgió el día en que comenzó la #AcampadaCongresoMX y el seguimiento que los medios han dado al tema también. Ignoró el autor los esfuerzos que las organizaciones y colectivos mencionados anteriormente han hecho a favor de una reforma política desde hace más de dos años y que en su momento atrajeron atención mediática como el “Aventón Ciudadano”, el “Foco Ciudadano”, la entrega de “Atole con el Dedo” a los senadores; o las columnas y posts de quienes ahora forman parte del colectivo. También omite señalar el papel que Twitter ha jugado para acercar a comunicadores y jefes de redacción con ciudadanos que sin necesidad de una agencia de relaciones públicas pueden convencerlos de lo noticioso de sus actividades o, más aún, que a título personal comparten la importancia de difundir esta iniciativa. Finalmente, para el caso de la #ReformaPoliticaYA, el autor omite reflexionar sobre el papel que tuvo el reciente impulso del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad encabezado por Javier Sicilia y el portazo que dimos en las instalaciones del nuevo Senado que permitió una nueva ronda de reuniones con diputados de todos los partidos para convencerles de la importancia de la reforma y que atrajo, ciertamente, atención mediática. Ahora bien, si la “Redacción” no se satisface con estas explicaciones, bien puede preguntar en las casas editoriales sobre sus razones para publicar las actividades de #ReformaPoliticaYA lo cual corresponde a un elemental ejercicio periodístico.
Si tal ha sido el ruido que “unos pocos” ciudadanos han hecho para sacar de la sepultura a una reforma política a la que partidos políticos condenaron durante tantos años (décadas, agregaría), bien justifica uno de los argumentos para impulsar las candidaturas independientes: es posible que con pocos recursos pueda modificarse el horizonte del debate público por el simple hecho de que hay más actores involucrados. Eso es un primer paso para abrir el sistema político. Y vendrá lo sabroso: revocación de mandato; ley de medios; menos dinero a los partidos, su transparencia y rendición de cuentas; ley de participación ciudadana; genuina reglamentación de las acciones colectivas y, por qué no, un nuevo constituyente.
La aprobación de estos cuatro puntos puede ser una llave para estos cambios más profundos e igual de urgentes ¿por qué no pedirlos junto a los cuatro puntos? Porque en este momento hay un dictamen aceptado por el Ejecutivo, aprobado por el Senado y que tiene buenas posibilidades de ser aprobado en la Cámara de Diputados gracias al trabajo del colectivo #ReformaPoliticaYA y la ninguneada #AcampadaCongresoMX que ha permitido abrir las puertas del Congreso para ahora saber que todos los partidos políticos, excepto el PRI de Enrique Peña Nieto (lo cual da a qué pensar), están de acuerdo con estos cuatro puntos de la reforma política. Ojalá en un futuro próximo se genere la coalición #MásReformaPoliticaYA que incluya estos temas en nuevo esfuerzo por ampliar derechos ciudadanos.
Finalmente, sobre los motivos del autor para señalar, con mala leche, de que #ReformaPoliticaYA es “¡Un movimiento ciudadano con más representantes que representados!” y lo ejemplifica con sólo cinco nombres (luego lo sube a diez con una falta de rigor metodológica) y cuando le consta que hay más personas involucradas, solo puedo aventurar una hipótesis que tiene que ver con sus expectativas de un “verdadero” “movimiento” “ciudadano”. Ojalá el autor explore las razones por las cuales lo ocurrido en este caso no concuerda con sus expectativas. Pero ello es un problema del autor, no mío.
Por lo demás, bienvenido el debate y la noción de que no podemos exigir transparencia si no somos capaces de poner el ejemplo, tampoco podemos exigir rendición de cuentas si no somos capaces de ser los primeros en hacer ejercicios de explicaciones públicas sobre nuestras acciones. Así que seguiremos aprovechando espacios como este que amablemente nos abren para exponer nuestros puntos de vista y para invitar a que conozcan más de iniciativas como la de #ReformaPoliticaYA.
* Nota biográfica: Fui un impulsor del voto nulo en 2009 a través de la candidatura ficticia “Esperanza Marchita”, soy integrante de la Asamblea Nacional Ciudadana que tiene en su agenda el impulso a una serie de cambios en las reglas del juego que abran el sistema político a la ciudadanía y, recientemente, he apoyado hasta donde mi tiempo lo permite las actividades del colectivo que se ha agrupado en torno a la promoción de cuatro puntos de la reforma política y que en Twitter ha usado el hashtag #ReformaPoliticaYA