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El conflicto magisterial y el Movimiento Popular Guerrerense

Por Gatos Pardos-Hercilia Castro

Tal y como muchos esperábamos con ansia, la mega marcha de hoy demostró que Guerrero sigue siendo un estado en pie de lucha, así como Oaxaca o Chiapas, que a pesar de ser estados en la máxima marginación, siempre mantienen la valentía en alto.

Un diputado – hasta hace unos minutos- faltaba para que se conozca la resolución del Congreso, si la contra reforma Educativa sería rechazada o aprobada por el legislativo local.

Cabe recordar que a más de dos meses en que del gobierno de Aguirre Rivero y el Congreso Local (cuya autonomía no existe), los profesores y movimientos sociales, actores fundamentales, tuvieron que salir en una marcha, que es historia, ya que son más de 250 mil los que ahora están afuera del congreso.

Sólo cuatro puntos se discuten esta tarde y es por lo que luchan los profesores disidentes de la Coordinadora Estatal de Trabajadores por la Educación en Guerrero (CETEG): La gratuidad de la educación, que sea el Estado quien se responsabilice de la manutención de la infraestructura escolar, la constitución de un Centro de Evaluación Educativa, y plazas para los profesores normalistas.

Referente a la infraestructura, hace días hicimos un trabajo para La Jornada Guerrero donde en las siete regiones ( https://bit.ly/XzyKYR y https://bit.ly/10lDqpc ) , sobrepasa la falta de aulas en las escuelas, carencia de material didáctico, servicios básicos como agua, luz, sanitarios, paredes, bardas perimetrales (de protección), maestros, escuelas multinivel.

Llama la atención cuando dicen que los maestros “son flojos”, “se les paga para no trabajar”, ¿Cómo trabajar en una escuela de la región Montaña donde los niños estudian en aulas sin pisos y donde los padres no tienen trabajo para alimentar a sus hijos, mucho menos agua ni servicios para lo que muchos defensores llaman vida digna?, ¿Cómo estudia una niña que sueña con ser doctora pero en su comunidad de la región Tierra Caliente está llena de amenazas de los grupos de paramilitares y el narco, y donde viven esperando ser atacados en cualquier momento mientras el profesor del Consejo Nacional de Fomento Educativo nos cuenta que son los padres quienes compran los útiles ya que la federación no manda material?, ¿Cómo aprende un niño el abecedario cuando es desplazado a otra comunidad porque fueron asesinados sus familiares?, ¿Cómo crece una niña sabiendo que al llegar a su casa tiene que comer frijoles y tortillas –si bien le va- y que en su casa no hay agua sanitaria, y en su colonia no hay luz?, ¿Cómo pretende la federación aplicar un examen a los profesores cuando desde hace décadas la educación en México fue abandonada y hoy los trabajadores no tienen acceso a mandar a sus hijos a una escuela pública?, ¿Cómo se pretende dar un no a los hijos del campesino que quieren ser normalistas para dar clases en sus pueblos que han sido abandonados?.

Contrario a la satanización y campaña de desprestigio contra el magisterio guerrerense, no piden plazas ni aumentos salariales, esta vez sus demandas son defender la educación y que el Estado Mexicano tome su responsabilidad en lugar de cobrar cuotas en las escuelas, que de por sí, no mantiene desde hace mucho.

Los maestros violentos, revoltosos, ingobernables, irresponsables, vándalos, hace meses que piden el diálogo, el cual se ha dado a medias cucharadas pero sin concretar sus peticiones de lucha.

¿Cómo satanizar a un sector que lleva meses pidiendo diálogo y al que le dieron la puñalada el mismo Aguirre Rivero, igual que como sucedió en Ayotzinapa?.

Consideramos que la postura “radical” de los profesores del paro laboral indefinido que mantienen desde hace casi dos meses es lógica ya que cuando un movimiento social se extiende como es el caso de la Ceteg –hoy Movimiento Popular Guerrerense (MPG)- y no hay solución a las demandas, los grupos no tienen opción y tienen que “radicalizarse” para presionar al gobierno en turno, que siempre se porta negligente y no da soluciones a los conflictos porque espera, que el ciudadano se canse y deje de protestar, que viva adormilado, sin dignidad.

Este día marcharon más de 200 mil en Chilpancingo, de todas las regiones de Guerrero se juntaron maestros, padres de familia, movimientos sociales, prensa y estados como Zacatecas, Oaxaca, Chiapas, Morelia y Distrito Federal, y aunque faltamos muchos guerrerenses en la Capital, podemos decir que nos sentimos orgullosos de pertenecer a un estado combatiente.

Un estado donde el experimento de la Guerra de Baja Intensidad (GBI), la llamada Guerra Sucia, jamás se fue. Pero ese, ya es otro tema.

El conflicto magisterial (tan satanizado por los medios) es una situación que adolece desde los años 80, no sólo en Guerrero, sino en todo el país. La lucha de la Coordinadora Nacional de Trabajadores por la Educación (CNTE) que no es lo mismo que la SNTE (los llamados charros), y como ya dijimos, tiene como origen el recorte presupuestal y la falta de plazas, el bajo salario y el abandono a las escuelas tanto en las comunidades como en la zona urbana.

En Guerrero, el estado con el mayor índice de analfabetismo, marginación y extrema pobreza, y donde la historia de luchas sociales es permanente, así como la represión y abusos del Estado Mexicano se quedaron desde los años 60; La lucha magisterial es una de las más emblemáticas, así como la de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias y la Policía Comunitaria (CRAC-PC)-que no es lo mismo que las autodefensas.

Queda estar a la expectativa, de que en las siguientes horas se destrabe un conflicto que muchos medios han tratado de volver local, cuando la Reforma Educativa de Enrique Peña Nieto, es un problema que debería importarle a todo este país, víctima del colonialismo y el neoliberalismo que por años nos ha sumido en la ignorancia, pues no se destina ni el seis por ciento anual a la educación.

Y queda, estar al pendiente de que no haya represión por parte del gobierno estatal y federal, que de haberla, sería la tumba de la carrera política de Aguirre Rivero, residuo del PRI que se incrustó en el PRD neoliberal para ser hoy, un Ejecutivo incapaz de no provocar conflictos, pero muy listo para reprimir y asesinar como fue el caso de Ayotzinapa o la masacre del Charco.