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Atenco: una dosis de justicia, apenas un respiro

Para evitar la cruda, no tomar amnesia en las rocas. Es innegable que el hecho de que 12 presos políticos salgan del encierro es para alegrarse; sin embargo olvidar la serie de atropellos y proclamar que hay justicia en el país sin dejar de ver una coyuntura electoral es emborracharse con agua.

Si es que la memoria se ha ido, habrá que recordar el uso indiscriminado del garrote contra la población de Atenco el 3 y 4 de mayo del 2006, el linchamiento ’democrático’ de los medios corporativos de información, el allanamiento y robo a casas de los habitantes, la muerte de dos menores, Alexis y Javier, por balas de la Policía Federal y local. ¿Alguien recuerda los nombres de los periodistas, opinadores, etc., que pedían mano dura contra los perturbadores del ’orden y la paz social’? Recordemos que ellos aplaudieron la brutalidad y el abuso policial. Incluso opinadores ’críticos’ pusieron en duda la palabra de las mujeres que fueron abusadas sexualmente por la PFP?

¿Alguien recuerda los nombres de los periodistas, opinadores, etc., que pedían mano dura contra los perturbadores del ’orden y la paz social’? Recordemos que ellos aplaudieron la brutalidad y el abuso policial.

En segundo lugar hay que reconocer las articulaciones urdidas durante este tiempo. Quienes deberían llevarse el aplauso son los familiares y amigos que pernoctaron con todo y amenazas, por meses e incluso años, afuera del Penal de Santiaguito y del Molino de las Flores. También cabe recordar la movilización nacional de integrantes de La Otra Campaña, simpatizantes zapatistas en el ámbito internacional y redes de contrainformación que se han ido tejiendo en los últimos 10 años. Sin olvidar el coraje de Trini Ramírez, quien junto con el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), difundieron su caso por tierra/aire y no dejaron de apoyar a otros movimientos sociales.

Cabe mencionar asimismo la campaña “Atenco Libertad y Justicia” que reunió intelectuales, caras, académicos y sujetos progresistas y atrajo a la causa a otro sector de la población. Sin minimizar la estrategia jurídica de los defensores y la experiencia de organizaciones de Derechos Humanos a través de cuyo informe se documentó lo amañado de los procesos penales, la criminalización de la protesta social ―por cierto, uno de los argumentos que Corte utilizó para invalidar la sentencia― y las condiciones carcelarias de los 12 presos.

Si mezclamos la creciente pérdida de credibilidad de la SCJN –con sueldos que ofenden-, los fallos favorables a los poderosos -con la disputa partidaria por el botín electoral-, la nula confianza en el aparato de seguridad  y la impunidad y la evidencia de corrupción en las celebradas Instituciones electorales, esta situación suma oportunidades para la sociedad civil organizada.

En este contexto, nos podrían tachar de paranoides y pesimistas al no festejar que “por fin haya justicia” en México, siquiera tantita. Cabe señalar que la Corte había eximido de toda responsabilidad a funcionarios locales y federales sobre la represión de Texcoco ( La Jornada, 1 de julio).

Sin que el corazón nos deje de latir: ¿es una victoria del pueblo el ’arrancarles’ a 12 compañeros de las cárceles o es una decisión de los poderosos que obedece a una coyuntura electoral? Podríamos decir que ambas. La experiencia ha mostrado que el avance de las luchas de ’los de abajo’ por sobre los intereses de la clase gobernante es resultado de la suma de esfuerzos, del tejido de consciencia del imaginario colectivo, de combinar medios de visibilidad y presión.

¿es una victoria del pueblo el ’arrancarles’ a 12 compañeros de las cárceles o es una decisión de los poderosos que obedece a una coyuntura electoral?

La libertad de los presos se siente como victoria de quienes honestamente se informaron del caso y decidieron actuar desde el lugar que toca. Pero, sin quitarle méritos a la movilización, no debemos perder de vista que la pugna por el poder de los de arriba y la intención de recobrar su legitimidad ante los ojos de una población que se informa cada vez más propician las condiciones para que el trabajo hormiga de las organizaciones civiles tenga un resultado, un respiro. No olvidemos que los movimientos sociales se mueven en un difícil terreno, no exento de pugnas entre poderosos.  Si no queremos ver eso, si depositamos demasiadas expectativas en las instituciones que sistemáticamente nos han desdeñado, la desilusión vendrá pronto.

Es paradójico que quienes desconfiamos de los de arriba estemos celebrando una decisión de la Corte, pero si hay motivos para mostrarnos esperanzad@s no es por la “fiesta de las garantías del 30 de junio”; el optimismo es gracias al coraje y al empuje de un pueblo que –aún lastimado, con carencias materiales, y a pesar del aparato ideológico mediático en su contra- ha librado una batalla extenuante que nos da ánimos para continuar caminando por Dignidad, Libertad y Justicia.

Autora: Wendi Rios @wendirios

Foto: Jesus Villaseca Pérez