La lucha no termina con el retiro de esta estatua.
La historia eurocéntrica recuerda en su mayor parte al vicealmirante Horatio Nelson como un valiente y astuto comandante naval. Las estatuas que honran sus logros pueden verse en todo el mundo, desde la plaza Trafalgar de Londres hasta la plaza de los Héroes Nacionales de Bridgetown, donde Barbados le rindió homenaje por su victoria en el Cabo Trafalgar durante las guerras napoleónicas, que impidieron que la isla se convirtiera en una colonia francesa y protegieron el acceso comercial clave a Gran Bretaña.
Sin embargo, el 16 de noviembre de 2020, tras años de pedidos para el retiro de la estatua por el papel de Nelson en el comercio transatlántico de esclavos, el Gobierno de Barbados finalmente la ha retirado. Con la bandera nacional ondeando orgullosamente sobre el Parlamento, la primera ministra Mia Mottley presidió la ceremonia, transmitida en vivo por Facebook. La fecha se celebra como el Día Internacional de la Tolerancia de Naciones Unidas.
El acto, que incluyó actuaciones de música, baile y tambores, comenzó con una lectura de Cyndi Celeste, cuyo poema “Este espacio” transmitió acertadamente una cronología de cómo el colonialismo convirtió a los esclavos “de humanos a ganado, de personas a bienes muebles”, y cómo los barbadenses están ahora reclamando el espacio para ellos:
It is interesting how many tales the cobblestones of a place can hold
How many times a space can dawn a new face,
How many new stories unfold:
Watch this space.
Watch the way this square transforms before your very eyes […]
Es interesante cuántas historias pueden contener los adoquines de un lugar
¿Cuántas veces un espacio puede amanecer [con] una nueva cara,
Cuántas historias nuevas se desarrollan:
Mira este espacio.
Miren cómo este cuadrado se transforma ante sus propios ojos […]
Mientras levantan la estatua de su base al ritmo de tambores africanos, los bailarines representaban los horrores de la esclavitud mientras un cantante interpretaba “Gorrión poderoso” y “Slave”. Los barbadenses observaban cómo bajaban de su pedestal la estatua del hombre a quien sir Hilary Beckles, presidente del Comité de Reparaciones de la Comunidad del Caribe (CARICOM), calificó como “vil, racista y supremacista blanco [que] se deshizo de los negros”. Al final de la actuación, hubo una sensación palpable de que se quitaban un peso.
En su discurso, la primera ministra Mottley dijo que la estatua representaba el dominio y una muestra de poder, y que su retiro simbolizaba la recuperación del Barbados moderno:
It is important that we understand that this is a struggle that doesn’t end today with the moving of this statue.
Es importante que entendamos que esta es una lucha que no termina hoy con el traslado de esta estatua.
Dijo que un aspecto integral de la libertad es una mente liberada, y reveló que la pantalla de su teléfono es una foto del icono del reggae jamaicano Bob Marley, para recordarle que la “misión de nuestra generación es la emancipación mental de nuestro pueblo”. También elogió la labor del Comité de Reparaciones de CARICOM, dijo que la reparación es vital para seguir adelante, para “corregir los errores por los males que se perpetraron”.
Mottley señaló que la historia de Barbados “no es tan fácil como la del blanco y negro”, y abordó muchas de las continuas microagresiones que se han transmitido como resultado del colonialismo, incluyido el blanqueamiento de la piel y el control sobre el cabello negro:
If we do not know who we are, if we are not clear what we will fight for, then we are doomed to be exploited and to be colonised again, not necessarily in the same way […] but in the way that will allow the mental spaces to be dominated by stories and songs and messages that are not our own, and that are not intended to be able to lift up our people.
Si no sabemos quiénes somos, si no tenemos claro por qué vamos a luchar, estamos condenados a que nos exploten y nos colonicen de nuevo, no necesariamente igual […] pero sí como se permita que los espacios mentales estén dominados por historias y canciones y mensajes que no son nuestros, y que no están destinados a poder levantar a nuestro pueblo.
Aunque reconoció que la estatua de Nelson es “una importante reliquia histórica”, Mottley dijo que no tenía cabida en la plaza de los Héroes Nacionales de Barbados. El plan es trasladar la escultura, que tiene más de 200 años de antigüedad, a un almacenamiento temporal hasta que vuelva a ser expuesta públicamente en el Museo y la Sociedad Histórica de Barbados.
El traslado es un paso clave en la reurbanización de Bridgetown histórico, que la UNESCO ha designado como Patrimonio de la Humanidad. La intención de Barbados de destituir a la Reina Isabel II como jefa de Estado y de convertirse en una república antes de los 55 años de su independencia, a celebrarse el 30 de noviembre de 2021, también representa una separación simbólica de su pasado colonial.
La ceremonia terminó con el californiano The Mighty Gabby cantando “Take Down Nelson” (Retiren a Nelson).
La intérprete de Spoken Word, Luci Hammans, que participó en la marcha de Barbados en apoyo al movimiento Black Lives Matter el 13 de junio, dijo en Facebook que estaba consternada por la “ausencia de reconocimiento para los jóvenes, recientes luchadores en esta lucha”, a quienes no se celebró “tanto” como le hubiera gustado – pero también señaló el simbolismo de la inclusión en la ceremonia de una banda de tuk y zancos:
[…] the choice to play Tuk is not one made lightly. Tuk is our sound of resistance. It is the “engine of the landship,” a survival tactic in which we deliberately display our defiance in the face of colonialism. Those drums and whistles which thundered [Nelson] out of town played the melody of perseverance, the music of generations of black people protecting black people. And I loved to hear it.
Then the Stiltmen, the representation of our ancestors on high looking down on us. A fitting reminder to all of us that we can move him now because of the fight our ancestors started. We are because they were. And I loved to see it.
[…] la elección de tocar tuk no se hizo a la ligera. El tuk es nuestro sonido de resistencia. Es el “motor de la nave”, una táctica de supervivencia en la que deliberadamente mostramos nuestro desafío frente al colonialismo. Esos tambores y silbatos que sacó a [Nelson] de la ciudad tocaron la melodía de la perseverancia, la música de generaciones de negros protegiendo a los negros. Y me encantaba escucharla.
Luego los zancos, la representación de nuestros antepasados en lo alto mirando hacia abajo. Un recordatorio adecuado para todos de que podemos sacarlo ahora por la lucha que nuestros antepasados comenzaron. Lo somos porque ellos lo fueron. Y me encantó verlo.
El historiador barbadense Richard Drayton, que vive en el Reino Unido, escribió un artículo para la revista Third Text en octubre de 2019, en el que comparaba la estatua de Nelson de Barbados con la del imperialista Cecil Rhodes en Oxford. Señaló que “quienes se oponen al retiro de [las estatuas de] Nelson y Rodas de sus posiciones privilegiadas en Bridgetown y Oxford han argumentado que estas estatuas eran muy antiguas, y por lo tanto ahora forman parte de una cultura pública que debe ser preservada sin revisión”:
To remove them would be to “erase” history, in Mary Beard’s phrase. But is leaving these objects as they are not also a kind of historical erasure, a silencing of the past […]?
Is the argument from “heritage” not bound up with an odd contemporary imbalance of attention towards the needs of the present and future vs the legacies of the past, the retrogressive temporality of the neo-liberal moment? The point is not the destruction of “the past,” as if there was ever one monolithic uncontested past, but the renegotiation of which past the present holds up to its face.
Retirarlas sería “borrar” la historia, en la frase de Mary Beard. ¿Pero dejar estos objetos como están no es también una especie de borrado histórico, un silenciamiento del pasado […]?
¿El argumento del “patrimonio” no está ligado a un extraño desequilibrio contemporáneo de la atención a las necesidades del presente y del futuro frente a los legados del pasado, la temporalidad regresiva del momento neoliberal? No se trata de la destrucción del ‘pasado’, como si hubiera un pasado monolítico e indiscutible, sino la renegociación de cuál es el pasado que el presente sostiene en su cara.
En una actualización de Facebook publicada después del retiro de la estatua de Nelson, Drayton observó que “2020 ha roto el hechizo del pasado”.
There is an odd feeling emanating from that now empty plinth. It does feel like a magic spell has been broken. The forbidden has been done […] a powerful energy is being released from where the idol has been broken.
Hay una extraña sensación que emana de ese pedestal ahora vacío. Se siente como si un hechizo mágico se hubiera roto. Lo prohibido se ha hecho […] una poderosa energía se está liberando desde dondecayó el ídolo.
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Publicado originalmente en: Global Voices (Creative Commons)
Por: Gabriela Garcia Calderon Orbe el día 23 November, 2020