La propuesta en ese momento fue directa y clara, sin opciones a la negación o hacia la duda.
Vamos a bailar.
Tome el último sorbo de cerveza que había en aquel envase, ya tibio y con la etiqueta arrancada en pequeñas tiras, dejando una imagen amorfa sobre su superficie.
Me había pasado casi toda la noche con una sola cerveza, no acostumbraba a beber mucho y la verdad lo único que me motivaba a seguir en aquella reunión, era la ingenua esperanza de conseguir un aventón hacia mi casa, puesto que pasaban de las 12 de la noche y de seguro las puertas del metro estaban ya cerradas.
Detrás de mí, y a un costado de la pequeña mesa de centro, estaba una chica morena de cabello largo, usaba lentes negros de pasta al estilo geek y llevaba puesta una playera deslavada de The Strokes.
La proposición provenía de ella, la mire y sin decir absolutamente nada, asentí con un discreto guiño de ojos. Deje el envase vacio sobre aquella mesita y nos dirigimos directo al otro extremo de la sala.
La gente bailaba algo que parecía ser una especie de cumbia con cierta influencia reguetonera. La verdad me parecía una mierda, pero en fin no era mi fiesta. Justo apenas estábamos tomando el ritmo y ubicándonos en el espacio, cuando el maldito ipod nano conectado al equipo de sonido, decidió de manera arbitraria y maquiavélica cambiar de estilo musical. Fue entonces cuando recordé mi aberración hacia las fiestas, en fracciones de segundos vino a mi mente viejos momentos de la preparatoria y la universidad, momentos en los cuales en cada propuesta de “reven” o “peda” yo me negaba rotundamente e inventaba una gran cantidad de pretextos estúpidos , para no asistir a ellas.
La razón puede parecer algo tonta, pueril, sin sentido, por demás amargada y fuera de lugar, pero era cierta y sincera. Me cagaba la música que ponían en la gran mayoría de las fiestas, y en aquel momento sonaba a todo volumen aquella pieza de la banda Timbiriche “soy un desastre”, hit que causaba cierto malestar a mis oídos y a mi capacidad de tolerancia, a eso siguieron toda un amalgama mix popero-norteño de canciones de Paulina Rubio, K-Paz de la sierra, Thalía, y lo más desastroso llego con Ricardo Arjona. Por una cuestión lógica y de dignidad decidimos junto con la chica de nombre Alma, poner fin a esa especie sentimiento gregario con la prole de aquel lugar, regresando a si a nuestro origen: el sofá.
Y fue así como empezó una larga platica sobre música y bandas de genero indie, grunch y post punk de finales de los 70s, 80s y principios de los 90s.
Salieron a flote nombres como The Smiths, Joy Division, Cabaret Voltaire, The Happy Mondays, REM, Pulp, Siouxie and The Banshes, Red Zebra, por supuesto Nirvana y The vaselines. Pasando también por temas como Disorder, Bang and Blame, Happy Punk, Angent Orange etc etc. Fue una plática de las que podrían denominarse como “chingona”, entretenida, de esas que no quieres terminar y que en cada momento brota un tema distinto que te lleva a otro y a otro. La gente empezaba a sufrir el clásico síndrome del borracho, acompañados por canciones de Lupita Dalessio y Valentin Elizalde, y nosotros hablábamos sobre el High Energy y los pasos noventeros en las pistas.
Decidimos continuar dicha conversación en otro lugar, así que nos subimos a su coche y nos dirigimos al primer bar que encontramos abierto en la colonia Roma, por suerte hayamos uno justo en las cercanías de la calle Álvaro Obregón, ordenamos un par de cervezas y seguimos conversando, era bastante grato encontrar a alguien con los mismos gustos musicales y lo mejor de todo, que se trataba de una linda chica.
Ambos coincidíamos de forma maravillosa y brutal: los mejores soundtracks eran los de Tarantino, Depeche Mode debió desintegrarse después de ULTRA, Garbage solo tenía un buen disco, Las portadas de Anton Corbijn eran las mejores, Titán era la mejor banda mexicana, Zoe era una basura, Bowie debería sacar otro disco, U2 era una maldita parodia de sí mismos, Amanda Palmer era sumamente sexy, el mejor concierto en el 2009 fue el de Radiohead, la mejor rola de los 80s era I LITLE RESPECT de Erasure, lo que rifa mas para bailar hoy en día es Bomba Estéreo y Buraka Som Sistema, Interpol no es la gran cosa, Café Tacuba está muy sobrevalorado, la música luce y se escucha mejor en un Vinil, Vans mas que converse, y The Big Bang Theory era la serie del momento.
Así transcurrieron las horas y el bar estaba a punto de cerrar…
Decidimos ir a mi departamento, cerca del centro histórico, justo en la calle que esta detrás del Metropolitan. Subimos las escaleras, ya algo ebrios, y al abrir la puerta sentí como se acercaba a mí de forma muy sugerente, así que de manera muy sutil la tome de la cintura y nos besamos, justo ahí en la puerta. Mis manos bajaron por su cintura y tocando sus nalgas ella tomo mis labios y los mordió de una manera suave, delicada y perversa.
Nos recostamos en el sillón de la sala y ahí continuamos nuestro encuentro, a obscuras y con música de Portishead de fondo.
Pero bueno no seguiré contando mas sobre dicha anécdota, más bien voy a enfocarme en hacerte una serie de recomendaciones para tus reuniones, noches de juerga, pedas, reventones, cumpleaños y todo tipo de celebración que quieras realizar acompañado de buena música, desde el rock más selecto hasta la música más cabrona para mover el trasero de manera sublime. Así no cometerás los mismos errores de tus congéneres, escuchando lo mismo que en la fiesta de quince años de tu sobrina.
Estas son las recomendaciones que tenemos para ti en PATEANDO PIEDRAS para esta semana.
DESIRE
BLAZING LAZER