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Reporteras de Guardia: Artista mexicana despliega su talento en Valencia

Se define como una mujer independiente, fuerte, trabajadora, incansable y constante. Sus ojos se tornan cristalinos cuando evoca con emoción el momento que su padre, años atrás, le dijo que si se hacía artista “se iba a morir de hambre”.

Pero hoy, a sus 33 años de edad, como residente en Valencia, España, la artista mexicana, Ruth González, afirma con orgullo y seguridad “puedo decir que yo como del arte”.
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Y es que esta joven, originaria de México capital, con estudios de Artes Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM y que ha desarrollado la fotografía y pintura a través de exposiciones personales y colectivas, empieza a abrirse camino en este país, particularmente en Valencia, donde a principios de noviembre presentó su primera exposición individual “Ruinas Publicitarias” en el Centro Municipal de la Juventud Orriols.

Ruth alternó la muestra con el montaje de una ofrenda en honor al escritor mexicano Carlos Monsiváis, con motivo del Día de Muertos y al mismo tiempo colgó 12 trabajos hechos a base de cartón, papel reciclado, pegamento y madera; todo deshecho de publicidad de la calle, precisamente en un intento de reflexión más que de crítica de la saturación visual que cualquier peatón encuentra a su paso.

La exposición es resultado de su propia iniciativa al tocar la puerta de una institución como Juventud Valencia, que le cedió un espacio para presentar su obra, luego de un proceso en el que presentó currículum y carpeta de obra, mismos que un comité analizó y luego aprobó.

Con dos años de estancia en Valencia, Ruth ha estudiado ya un master en Producción Artística en la Facultad de Bellas Artes y ahora cursa el doctorado en Arte y Producción. En este tiempo tuvo ocasión de colgar por primera vez su obra en una muestra colectiva en Granada, realizada hace unos meses.

Ella considera que darse a conocer artísticamente en ciudades españolas es fácil porque hay muchos espacios que se prestan a los artistas, pero de acuerdo con su experiencia las instituciones no se involucran mucho con el creador en difundirle la obra ni en el montaje de la misma; si acaso les dan un tiraje de invitaciones que el mismo artista distribuye.

Sin embargo Ruth tiene méritos profesionales que la respaldan, como haber vivido en 2002 en Estados Unidos, donde por circunstancias personales tuvo que hacer un alto en la fotografía, para introducirse en la pintura, en la cual desarrolló las técnicas de acrílico sobre lienzo y collage, participando en más de 15 muestras colectivas en diferentes ciudades.

Tres años después deja Norteamérica, con ello la pintura, regresa a México y se involucra en otros proyectos artísticos.

“(La pintura) la veo como una necesidad expresiva para algún proyecto, la utilizo como una herramienta, pero plantearme un proyecto de pintura, ya no”, expresa. “Sí la sigo practicando pero sólo como un ejercicio. No es que esté desgastado el discurso de la pintura, pero creo que tiene que estar muy bien justificado para desarrollarse”.

Al hablar del arte que se produce en Valencia, Ruth asegura que en lo personal ha encontrado un círculo de creadores muy cerrado, artísticamente hablando.

“Los chicos que se expresan a través de la pintura no los veo muy contemporáneaos, no reflejan una contemporaneidad, son en cierto modo jóvenes que pintan de una forma obsesiva, hiperrealista”, afirma. “Eso lo descontextualizo y lo atribuyo al tipo de la formación de bellas artes, que aún cuando es bueno, hace mucho hincapié en un dibujo perfecto, hiperrealista.

“Yo no digo que todos los artistas sean así, pero creo que sí hace falta un poco más de conciencia de lo que está pasando hoy (en el arte) y de proponer cosas contemporáneas, que sea el reflejo de una contemporaneidad. Están influenciados por su propia cultura e historia, como un (Joaquín) Sorolla, sobre todo, y por la antigua Escuela de Bellas Artes”, agrega.

De su cercanía con el arte español que ha ido conociendo en persona, Ruth no duda que ver las obras en vivo de artistas de otros siglos o décadas, mejora mucho la visión y el gusto de cada persona. Por eso es que aunque menciona su aprecio por los grandes maestros de la pintura española, destaca a un Picasso con “El Guernica”, cuya obra física le impresionó mucho. Lo mismo le sucedió con el pintor barroco José de Rivera y con el valenciano Joaquín Sorolla.

Ruth asume que los últimos 8 años se ha introducido más en el arte como resultado de viajes que ha hecho y que le han permitido ampliar su visión sobre éste. Su estancia en España le ha servido para desplazarse a otros países europeos en los que ha conocido museos, exposiciones, incluso creadores, lo cual le ha enriquecido más.

Cuando habla del arte mexicano, no duda en afirmar que “hay de todo” y que no sólo es la pintura mexicana, sino algo que va más allá porque hoy en día a esta disciplina también se le aplica nueva tecnología y se logran buenas producciones.

“Creo que sí estamos a la vanguardia, incluso podría decir que México ciudad está poco mejor en producción que aquí en Valencia, que aún cuando ofrece una buena oferta cultural internacional, considero que sí les hace falta invertir más, pues tienen buenas infraestructuras, sólo les falta más apoyo de instituciones”, manifiesta.

Llega el Premio Pedro Marco

Si de algo se siente orgullosa la artista, es que en verano pasado ganó la edición 14 del Premio Pedro Marco, una beca valorada en poco más de 3 mil euros, que otorga el Ayuntamiento de Requena para generar un proyecto artístico sobre la villa antigua de esa población.

“En la convocatoria se ponía especial interés en que las propuestas tenían que ser innovadoras y con alguna aportación tecnológica que fuera  poco más allá de lo tradicional en pintura u otras disciplinas. Yo elaboré mi carpeta, mi currículum y los presenté, incluyendo mi último trabajo de ‘Ruinas Publicitarias”, expresa.

“A la par también elaboré todo un proyecto bien fundamentado, con índice, bibliografía y objetivos. Todo muy justificado. En cuanto a la innovación tecnológica, propuse la utilización de luces “led”, que son foquitos pequeñitos con los cuales están hechos las pantallas luminosas que se utilizan mucho para publicidad. La idea la tomé con mi padre quien tiene un negocio de ahorro de energía e iluminación en  México, en el cual yo trabajé muchos años y tuve contacto con ese material”, explica.

Ruth comenta que la idea fue representar los edificios, rincones y espacios más importantes de la villa antigua de Requena y complementarlo con fotografía.

Como anécdota para recordar, la artista cuenta que entregó su propuesta un viernes, el último día de la convocatoria, justo media hora antes de que se terminara el plazo. No había nadie en la oficina receptora y aventó el sobre por debajo de la puerta. El lunes siguiente habló para saber si lo recibieron y le dijeron “que estaba por ahí, que lo había recogido la de limpieza”. Finalmente le llamaron para decirle que fue seleccionada.

Parte de la beca fue vivir durante el mes de julio pasado en una casa de la villa, la cual pertenece a Pedro Marco, cuyo nombre lleva el premio y quien además aporta dinero para el proyecto, así como la Universidad Politécnica de Valencia, que hace un donativo para material. Durante esos días, la artista tomó ideas, se documentó, empezó a desarrollar su propuesta y convivió con la gente de la localidad.

Aún cuando la artista sigue trabajando en el proyecto, éste culminará el próximo 14 de marzo cuando lo presente en una exposición en el Ayuntamiento de Requena, donde el público conocerá su propuesta de paisaje sobre hojas de metal acrílico grueso, dentro de las cuales pondrá las luces “led” y sobre las mismas dibujará las fachadas de ciertos edificios de la villa, basada en fotografías antiguas. Es así como su obra reflejará un antes y un después de la villa.

Ruth se siente orgullosa cuando habla de lo que significa para ella haber ganado este premio, sobre todo porque no olvida que su viaje a Valencia representó esfuerzos económicos y personales para realizar sus estudios.

Reconoce que trabajar en el arte es “pesado” porque muchas veces, como es su caso, el mismo artista se tiene que patrocinar todo y seguir adelante si en verdad está conciente de que esto es su pasión y su vida.

“Hay veces que te desmoralizas y eso me ha pasado a mí, pues desde antes de venirme a España yo tenía muy buen ritmo de exposiciones y aquí ha sido diferente, por eso haberme ganado el premio me levanta mucho la moral, me hace ver que soy para esto, voy bien y tengo que seguir”.

Contenta y satisfecha con sus logros, no duda en contar una anécdota que hace que sus ojos se tornen cristalinos de la emoción. Cuando terminó sus estudios su padre le ofreció trabajar en el negocio de la familia, invitación que declinó por irse a Estados Unidos, a donde un día le llamaron diciéndole que iba a exponer en una colectiva en el Palacio de Bellas Artes.

“Esto fue mi nacimiento como artista”, asegura. “Ha sido algo muy emocionante para mí, una reivindicación con mis amigos y mi familia a quienes pude decirles ‘yo soy artista”.

Por eso es que al regresar a México para la inauguración de la obra, su padre le invita  una vez más a trabajar con él y ella, con más seguridad que nunca, le responde que “es artista”, a lo que él le replica: “te vas a morir de hambre”.

“No me he muerto de hambre, ha sido difícil, pero yo puedo decir que sí vivo de lo que hago”, agrega orgullosa.

Ahora esta joven talentosa, más segura en su papel de creadora, asegura que está dispuesta a llegar hasta donde sea posible como arista, porque está conciente de que el arte es lo suyo.

Margarita Morales es periodista. Ha trabajado para las redacciones de La Opinión, de Torreón, Coahuila; El Norte, de Monterrey; El Centro, de Irapuato y el a.m, de León, Guanajuato. Actualmente vive en Valencia, España, desde donde colabora con el proyecto Reporteras de Guardia. Sígue al equipo de talentosas periodistas mexicanas también en Twitter vía @reporteras_mex

Este artículo no es copyleft y se reproduce solamente con permiso de las autoras del proyecto.

Fotos: Reporteras de Guardia