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Vivir desde adentro la marea verde por el aborto legal en Argentina

Hicimos historia desde la calle.

Vigilia en el congreso, 29 de diciembre de 2020. Foto de la autora.

He tenido ideas feministas desde que era niña, aún sin haberlas identificado como tales, pero mi mayor aprendizaje y toma de conciencia fueron relativamente recientes. Mi participación se hizo más activa a partir de 2018, cuando se debatió por primera vez el proyecto de legalización del aborto voluntario en Argentina. Desde entonces, dejé de ser una simple espectadora para empezar a palpitar el activismo colectivo desde adentro.

Y la madrugada del 30, desperté con una noticia histórica: El Senado argentino aprobó la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Casi no podía creerlo.

Pude vivir en la calle la ansiedad de la espera, la incertidumbre de desconocer la posición de algunos senadores, el temor por un resultado negativo; pero también, la emoción de lo que se había logrado en los últimos años. Lamenté no haberme quedado hasta el final, pero me estremecí de ver las reacciones de quienes se quedaron en la vigilia hasta las 5 de la mañana, hora a la cual se tomó la decisión.

Durante casi todo 2020, la pandemia de covid-19 impidió las reuniones, eventos y concentraciones masivas, y llevó a adaptar los activismos a las plataformas virtuales. No obstante, apenas se levantaron las medidas más estrictas, muchos movimientos sociales volvieron a tomar las calles.

El 16 de noviembre de 2020, tras la presión de las organizaciones feministas, el Presidente argentino, Alberto Fernández, envió al Congreso el proyecto de legalización del aborto voluntario que había prometido para los primeros días de marzo, pero que quedó en suspenso debido a la las medidas de emergencia para frenar la propagación del covid-19.

Con un cronograma ajustado, el 1 de diciembre empezaron las exposiciones informativas en la Cámara Baja y se logró el histórico resultado de la madrugada del 30.

En las fechas claves, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito invitó a hacer tuitazos, concentraciones y vigilias frente al Congreso y en todas las ciudades del país para acompañar el proyecto y exigir a nuestros representantes un voto a favor del derecho a decidir. En esta oportunidad, se instó a tener los cuidados debidos: Barbijos y alcohol en gel, y evitar, en lo posible, las aglomeraciones, los abrazos y contactos muy estrechos.

Después de casi un año sin reunirnos, eran muchas las ganas de vernos sin un monitor de por medio. Así, coordinamos para ir juntas varias amigas del grupo de Traductoras e Intérpretes Feministas (TEIFEM) y hacer nuestra presencia colectiva en estas actividades. No hay palabras para explicar la experiencia.

Vigilia en el Congreso, 29 de diciembre de 2020. Foto de la autora.

En Buenos Aires, las concentraciones durante los debates en ambas cámaras ocuparon todo el largo de la Plaza del Congreso (más de 400 metros en el corazón de la capital argentina) sobre

Captura de croquis de la zona del Congreso donde tuvieron lugar las vigilias, publicado en Instagram por @CampAbortoLegal.

Avenida Rivadavia y otro tanto en Avenida Callao, que nace en la esquina del Congreso. Al otro lado de la plaza y separados por un extenso vallado de seguridad, se encontraban los manifestantes llamados “provida” para expresar su oposición a la ley.

La organización fue impecable, con amplios operativos de seguridad, unidades de la Cruz Roja y el Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios, un escenario central, sonido y pantalla gigantes en cada cuadra para transmitir el debate en vivo, estaciones de hidratación, y personas que ofrecían gratis alcohol en gel y desinfectantes a los asistentes. Si bien era difícil evitar las aglomeraciones, prácticamente toda la gente usaba barbijo, y se hizo lo posible por recordar las medidas sanitarias.

Voluntarias del CEPA conversan con una niña durante la vigilia del 29 de diciembre de 2020. Foto de la autora, usada con permiso.

Del “lado verde” del vallado se percibía un ambiente festivo y colorido, un mar de caras sonrientes y esperanzadas, aun frente al temor de que se repitiera el resultado de 2018, cuando el Senado rechazó el proyecto con una diferencia de siete votos en contra. Quizá lo que se celebraba era que, a pesar de todo, aquel primer debate no fue un fracaso rotundo, ya que puso el tema sobre la mesa, se instaló en la sociedad y empezó a incomodar en las conversaciones familiares.

Y de ese punto de inflexión no hubo vuelta atrás.

En la zona del Congreso, cada manifestación “verde” fue como una gran feria: Bandas musicales, batucadas, música electrónica, jóvenes bailando, pancartas y pósters, accesorios, camisetas, glitter, maquillaje y bengalas de humo, todo en verde o violeta.

Vigilia en el Congreso, 29 de diciembre de 2020. Foto de la autora, usada con permiso.

Las agrupaciones hacían lo propio: Brindar información y asesorías, o vender stickers, postales y accesorios para financiarse. Asistieron numerosas agrupaciones políticas, sindicatos, ONG y movimientos sociales para hacer visible su presencia y promover los movimientos por la separación de la Iglesia y el Estado, la educación sexual integralsocorristas que acompañan a quienes necesitan abortar, derechos LGTBQ+, etc.

Vigilia en el Congreso, 29 de diciembre de 2020. Foto de la autora, usada con permiso.

Algunas adolescentes jugaban al fútbol en unas canchitas improvisadas que la Coordinadora de Fútbol Feminista dibujó en el asfalto. En el escenario central, distintas agrupaciones se turnaron para explicar las consignas básicas del proyecto de ley y sus razones para apoyarlo.

Vigilia en el congreso, 29 de diciembre de 2020. foto de la autora, publicada con permiso.

En otros espacios, había familias que bailaban y se sacaban fotos, grupos de jóvenes pintándose la cara y círculos de batucadas que cantaban consignas feministas.

Percusionistas en la vigilia del 29 de diciembre de 2020. Foto de la autora, publicada con permiso.

A pesar de la gran diversidad de posturas políticas, partidistas y personales, estuvo siempre presente el sentido de unidad, alegría y compañerismo ante una causa común que no distingue edades, razas, posturas políticas ni clases sociales.

El feminismo no va a descansar: Seguirá en pie de lucha para garantizar el cumplimiento de la ley y frenar los intentos por obstaculizarla. Pero por ahora, nos tomamos unos días para celebrar este logro histórico, fruto de una lucha de décadas.

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Publicado originalmente en: Global Voices (Creative Commons)
Por: Romina Navarro el día 6 January, 2021