Sus protagonistas, son dos ciudadanos rusos: un misterioso hombre que vuela de Moscú a Estados Unidos bajo una identidad declarada (sobre el que no existe ni rastro antes de estos hechos) y un compatriota emigrado a América para hacer fortuna como empleado de Tesla.
¿El objetivo? Aparentemente, hacerse con el control de las redes informáticas de la empresa de automóviles para secuestrarlas y luego exigir un rescate. Sin embargo, el plan se vio truncado cuando el empleado de Tesla, al que habían ofrecido un millón de dólares, decidió delatares al FBI.
Según el informe del FBI, se trata de una operación planificada desde Rusia que pretendía ejecutarse sobre territorio norteamericano. El primer contacto relevante para el caso entre el empleado de Tesla y el miembro de la organización Rusa (identificado como Kriuchkov en el affidavit del FBI) se realizó a través de WhatsApp.
El primer encuentro entre ambos se produjo este 1 de agosto. Durante los siguientes tres días, Kricuhkov estuvo hasta en 5 ocasiones en casa del empleado.
Asimismo, Kriuchkov explicó que el modus operandi de estos “proyectos especiales” consistía en realizar dos acciones simultáneas. Una de ellos se realizaba de manera remota a través de internet en forma de ataque de denegación de servicios contra una empresa.
Un ataque que desde el “grupo” sabían que carecía de posibilidades de éxito reales pero que estaba pensando para servir como una distracción. Mientras tanto, el ataque real tenía lugar desde dentro de las instalaciones de la compañía con un empleado reclutado que se encargaba de infectar con un programa malicioso, almacenado en una memoria USB, las redes de la compañía.
Una vez ejecutada con éxito la argucia, solo hacía falta que “el grupo” contactase con la empresa para pedir dinero por un rescate.
Sin embargo, dichas instrucciones no llegaron a recibirse ya que el FBI arrestó a Kriuchkov antes de que el “proyecto especial” del “grupo” se pusiera en marcha. Ha sido acusado de un delito de conspiración para cometer fraude informático y se encuentra pendiente de juicio. Sus compinches siguen el libertad y su identidad real sigue siendo un misterio.
Fuente: El Mundo