Skip to content

Combatir la desinformación en los idiomas con recursos insuficientes: Lecciones del mundo entero

Perspectivas de Etiopía, India, y Burkina Faso

Ilustración de First Draft News, utilizada con autorización.

Nota del editor: este artículo de Ali Abbas Ahmadi se publicó originalmente en la página web de First Draft. Se reproduce como parte de una colaboración para el seminario web del 10 de diciembre.

Los idiomas que hablamos determinan en gran medida nuestro acceso a una información fiable y a la comprobación de hechos que desmientan las medias verdades o las afirmaciones falsas. Un seminario web organizado recientemente por First Draft y Global Voices investiga cómo las minorías lingüísticas pueden superar esta desigualdad informacional.

El año 2020 nos ha enseñado que prácticamente todas las comunidades luchan contra los efectos de la desinformación. Mientras que quienes hablan una lengua mayoritaria tienen acceso tanto a la comprobación de los hechos como a información verificada en sus lenguas nativas, esto no siempre ocurre en el caso de otras comunidades. A menudo, las lenguas minoritarias carecen de suficientes recursos en plataformas y organizaciones para la comprobación de hechos. Eso hace que en estas comunidades sea más difícil afrontar la desinformación y desarrollar la alfabetización mediática.

En el marco de su iniciativa Rising Voices, Eddie Avila de Global Voices y Marie Bohner de First Draft hablaron con expertos de todo el mundo para ver cómo las poblaciones locales están tratando la amenaza de la desinformación en sus lenguas nativas. Entre ellos se encuentran Rahul Namboori de Fact Crescendo, organización de India, Endalkachew Chala, de la Universidad de Hamline (Estados Unidos), y  Kpenahi Traoré, de RFI de Burkina Faso, que dieron sus perspectivas sobre cómo abordar este desafío único.

India alberga unas 22 lenguas oficiales (sin contar el inglés y al menos otras 500 lenguas no oficiales), lo que hace que a verificadores de hechos, periodistas y educadores les resulte especialmente difícil garantizar a todos el acceso a una información documentada. La difusión de información falsa ha tenido consecuencias especialmente peligrosas en el país: por ejemplo, en los últimos años, los rumores han incitado ataques y disturbios contra las minorías étnicas y religiosas que han provocado docenas de muertos.

Namboori explicó que en este contexto es donde tenemos que situar la lucha que realiza Fact Crescendo contra la información falsa. Con la ayuda de equipos localizados para encontrar rumores y para evitar que se difundan, la organización verifica la información en siete lenguas locales, además del inglés y el hindi. Los equipos locales de Fact Crescendo están formados por periodistas locales que hablan la lengua local y entienden el entorno cultural y político en el que trabajan. Con herramientas como CrowdTangle de Facebook, los equipos dan seguimiento a cientos de grupos y cuentas de redes sociales para rastrear la información que sea engañosa y falsa. Fact Crescendo también utiliza cuentas y grupos de WhatsApp para que sus verificadores de datos puedan comunicarse directamente con las poblaciones locales y así facilitarles información verificada en sus propias lenguas.

No se trata solo de como la información errónea viajan entre aquellas lenguas más habladas en India, como son el Inglés y el hindi, sino también de cómo esta información errónea que viene del extranjero llega al país. Namboori explicó que, por ejemplo, las falsas afirmaciones sobre el coronavirus de Italia o España saltaron del español y el italiano al inglés y el hindi, antes de llegar a los idiomas locales. Cada vez que la información salta de un país a otro se le añade una capa de contexto local para hacer que la información errónea sea mucho más creíble y permite que tenga eco en aquellas comunidades lingüísticas que tengan poco o ningún acceso a una información fiable.

Cuando se trata de idiomas, Etiopía es igualmente diversa. En su territorio se hablan las tres lenguas importantes, además de otras 86 lenguas que se hablan en este país de África Oriental. Endalkachew Chala de Etiopía, explicó que “muchas de esas lenguas no tienen recursos suficientes y tampoco existe verificación de hechos en estas lenguas”. Aunque muchas de estas lenguas tienen una presencia fuerte en las redes sociales, sus hablantes no tienen fácil acceso a una información verificada o fiable.

Recientemente, la falta de acceso a internet en la región norteña de Tigray, provocada por el conflicto en ese país, ha agravado el problema de las lenguas que no cuentan con recursos suficientes. Chala explicó que “esto ha llevado a la creación de dos universos de información en los que la gente que vive en el área de Tigray no sabe lo que está pasando”. Chala añadió que quienes viven allí solo tienen acceso a la información que se transmite a través de los medios locales, por lo que tienen una compresión “inconexa” de la situación, ya que quienes viven dentro de la zona de Tigray tienen una perspectiva diferente que quienes viven fuera.

Chala también ha visto cómo en Etiopía se ha propagado información errónea relacionada con salud. Afirmaciones falsas sobre el COVID-19 abundaban en Etiopía en diferentes idiomas, y se difundieron tanto dentro y a través de las comunidades lingüísticas. En el caso de las lenguas con escasos recursos, la falta de organizaciones que verifiquen hechos o que tengan acceso a una información fiable permitió que estos rumores calaran en las comunidades rurales más pequeñas y en las minorías lingüísticas.

Chala dijo dijo que: “en toda Etiopía hay gente que está dispuesta a verificar y llevar a cabo la verificación de hechos”, lo que ocurre es que, casi siempre, la financiación extranjera se destina a personas con alguna conexión política o a los hablantes de idiomas dominantes que viven en los centros urbanos. Además añadió que las plataformas y las empresas extranjeras necesitan contratar a hablantes nativos de estas lenguas minoritarias para que los ayuden a verificar la información de estas comunidades y así no depender de hablantes no nativos.

En otro lugar de África, los hablantes de la minoritaria lengua bambara, al oeste del continente, también están lidiando con problemas similares relacionados con los recursos. Kpnahi Traoré explicó que, aunque los miembros de las comunidades bambara reciben sus noticias a través de la cadena de televisión y emisora de radio local gracias a las cuales pueden evitar la ola de desinformación en línea, también es cierto que son completamente dependientes de los medios tradicionales. La responsabilidad de estos medios de informar sobre una información basada en hechos es incluso mayor para las comunidades bambara, ya que a menudo no tienen acceso a internet para comprobar con hechos lo que están oyendo. Aunque actualmente las organizaciones locales no tienen los recursos para transmitir a sus comunidades una información basada en hechos, Traoré explicó que existen algunas organizaciones extranjeras, incluida RFI Mandenkan, que comprueban la información basada en bambara o en otras lenguas locales.

Ávila, de Global Voices, dijo que en la Amazonia, donde las comunidades indígenas se comunican predominantemente de manera oral, ha resultado clave que los recursos, en especial los relativos al coronavirus, fueran “localizados” de manera similar. “Lo que puede ser de confianza en una cultura puede no serlo en otra, por lo que tener eso en cuenta es realmente importante en lo que vemos en la red”.

Aunque las personas y algunas organizaciones están haciendo un esfuerzo para proporcionar una información basada en hechos a los hablantes de lenguas con recursos insuficientes, las poblaciones pertenecientes a minorías lingüísticas se encuentran en clara desventaja con respecto a quienes hablan una lengua dominante. Aunque el mundo se ha convertido en un lugar más globalizado gracias a internet, quienes tienen menos conectividad o que se comunican de manera diferente se ven relegados. Los medios de comunicación y las plataformas de redes sociales pueden invertir en estas poblaciones locales para desarrollar una alfabetización mediática y que los habitantes de estos lugares puedan tener el mismo acceso que tienen los demás a una información verificada escrita en su lengua.

Ahora bien, estos ejemplos que abarcan a todos también subrayan la necesidad de abordar cuestiones más amplias, como las tasas de alfabetización o la conexión a internet, al diseñar soluciones para afrontar ese problema de información falsa en las lenguas minoritarias. Para desarrollar la infraestructura necesaria para mejorar la alfabetización mediática, resulta clave entender cómo se comunican las diferentes comunidades lingüísticas.

––––––––––
Publicado originalmente en: Global Voices (Creative Commons)
Por: Elisabet Sanchez Gonzalez el día 3 January, 2021