Más de 800 integrantes del grupo marchistas del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TPNIS) descansaban en el campamento de San Lorenzo, Bolivia, cuando decenas de uniformados comenzaron a atacarlos sin motivo aparente, durante el operativo desaparecieron 37 personas, entre ellos siete niños.
Alrededor de las 16:30 del domingo 25 de septiembre, sin previo aviso, los policías comenzaron a lanzar gases lacrimógenos contra el campamento, lo que desató el pánico entre los manifestantes y provocó la muerte de un bebé por intoxicación.
Luego de dispersar la acampada los uniformados comenzaron a perseguir a los manifestantes, cuando les daban alcance los golpeaban brutalmente, mientras los demás incendiaban en campamento y retiraban las cámaras fotográficas y pertenencias de los integrantes del movimiento que busca detener la construcción de la Carretera Villa Tunari- San Ignacio Moxos.
Los detenidos fueron obligados a subir a autobuses con dirección a Yucumo, el resto de los manifestantes corrieron a resguardarse en el bosque mientras que decenas de madres buscaban desesperadas a sus hijos.
En respuesta a la represión habitantes de los poblados vecinos salieron bloquearon el paso de la carretera a San Miguel para evitar que los integrantes de los TIPNIS, que buscan llegar hasta la capital de Bolivia, sean regresados a sus lugares de origen.
Los pobladores de San Borja salieron a las calles al escuchar el repique de las campanas, minutos después se interrumpió el servicio eléctrico y la población quedó a obscuras, sin embargo eso no los detuvo pues improvisaron fogatas para continuar con el bloqueo. La policía volvió a hacer uso de gas lacrimógeno para dispersarlos, pero ellos volvían reagruparse y obligaron a regresar a cuatro autobuses llenos.
Sin paso por la carretera de San Miguel los autobuses regresaron a Yucumo donde organizaciones de derechos humanos atendieron a los lesionados y les ofrecieron alimentos, luego el convoy continúo por el viaje con fuerte resguardo policial. En tanto los dirigentes del movimiento eran trasladados en dos camionetas a la comunidad de San Borja resguardados por la policía para que no escaparan.
En entrevista con la red de noticias comunitarias, Erbol, la dirigente indígena, Tania Suárez, relató el viaje a bordo de los camiones: “no teníamos agua, estábamos yendo sin rumbo, los policías nos tenían atrapados en los buses”. Los activistas ya fueron liberados.
Este lunes miles de bolivianos salieron las calles para manifestar su repudio a la represión autorizada por el presidente del país, Evo Morales, mientras que en Santa Cruz más de 20 personas organizaron un campamento en el atrio de la iglesia, amenazan con iniciar una huelga de hambre si las demandas de los TIPNIS no son escuchadas.